Adoptar una mascota puede ser una de las mejores decisiones que pueden tomarse en la vida. O no. Así lo reseñó el medio RT en su página web.
Un refugio de animales del condado de Mitchell (Carolina del Norte, EE.UU.) está buscando un hogar para Perdita, una gata que presentan como “la peor del mundo”. Tanto es así, que aseguran estar dispuestos a entregarla totalmente gratis a quien se atreva a adoptarla.
El refugio ofrece una descripción detallada del carácter de la felina para que sus potenciales dueños no se lleven a engaño con su carita linda, aunque no precisamente angelical. Según explican, a Perdita le gusta “mirar fijamente en tu alma hasta que sientas que posiblemente nunca volverás a estar alegre”, dar saltos de susto (“su especialidad”), “acechar en los rincones oscuros, ser la reina de su domicilio, engañar al personal del refugio haciéndole creer que está enferma (el veterinario está de acuerdo… es simplemente una imbécil)”. También siente predilección por la canción ‘Cat Scratch Fever’ de la película ‘Cementerio de animales’ (‘Cementerio maldito’, en América Latina).
Eso sí, lo que Perdita no soporta es el color rosa, los gatitos, los perros, los niños, la Navidad, los abrazos, las películas de Disney y la música del grupo femenino de country Dixie Chicks.
“Está soltera y lista para ser socialmente torpe con un humano socialmente torpe que comprenda el concepto del espacio personal”, aseguran los empleados del refugio.
El anuncio del centro de acogida de animales ha llamado la atención de los usuarios de Facebook, que en pocos días han donado más de mil dólares para la gata huraña, a la que ya están dispuestos a adoptar más de 50 personas.
Sin embargo, Perdita no parece impresionada por este golpe de fama y “sigue igual de mordaz“, confiesan los empleados, que ahora estudian minuciosamente cada una de las solicitudes de adopción. Para demostrar que la felina no es del todo misántropa, el refugio ha publicado un video en el que se ve que no es ajena a las caricias y a las demostraciones de amor. Ahora bien, cuando se harta, no duda en emitir gruñidos de advertencia.