El Ministerio de Exteriores se reorganiza para marcar nuevas prioridades. La nueva ministra, Arancha González Laya, prescindirá de la Secretaría de Estado de Iberoamérica para consagrarla enteramente a la Cooperación, que ya figuraba como primer nombre de esta cartera y que constituye una de las señas de identidad de González Laya. Las labores relativas a Latinoamérica quedarán integradas como dirección general —de menor rango— dentro de la Secretaría de Estado de Asuntos Exteriores. A cambio, Exteriores refuerza España Global, centrada en la imagen exterior del país, pero reorientándola hacia la diplomacia económica, en detrimento del combate al procés.
Por: El País
La política exterior hacia Latinoamérica, una de las banderas de las diplomáticas españolas, pierde peso en el nuevo Gobierno. Exteriores publicará este martes el real decreto de estructura básica de este departamento. El texto prevé cuatro Secretarías de Estado y ninguna de ellas llevará el nombre de Latinoamérica, según un borrador del decreto al que ha accedido EL PAÍS. Hasta ahora había una Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe. En adelante, esta cartera se dedicará exclusivamente a la cooperación y desplazará las políticas latinoamericanas a la Secretaría de Estado de Asuntos Exteriores, la que tiene competencias más amplias y variadas. Además de la política exterior y de seguridad en general y la de Naciones Unidas, esta cartera engloba las políticas del Magreb, del resto de África, de América, Europa Oriental, Asia y Pacífico y, finalmente, de Iberoamérica y el Caribe, según el organigrama previsto.
Esta reordenación supone la salida de ese cargo del hasta ahora secretario de Estado de Cooperación e Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia. El destino del resto de responsables de las carteras aún se desconoce, según distintas fuentes gubernamentales.
Frente a esa rebaja en el rango otorgado a Latinoamérica, la Secretaría de Estado de la España Global se refuerza. Este órgano, creado por el primer Ejecutivo de Pedro Sánchez para mejorar la imagen de España tras el procés, cambia, además, de rumbo. González Laya lo reorienta hacia la diplomacia económica, frente al elevado peso que ha tenido hasta ahora la lucha contra el relato diseminado por el independentismo en el exterior. La menor incidencia del mensaje secesionista en el extranjero y el nuevo marco político, que promueve una rebaja de la tensión con el independentismo, motivan esos cambios.
En lugar de tener una sola dirección general, como hasta ahora, España Global dispondrá de tres. La primera se dedicará a la diplomacia económica. La segunda, denominada de Estrategia, Prospectiva y Coherencia, se centrará en los asuntos que hasta ahora dominaban la agenda de este departamento: la mejora de la reputación de España. La tercera, que engloba lo que hasta ahora era la Oficina de Información Diplomática, es una de las grandes novedades de esta Secretaría de Estado. Configurarla como Dirección General de Comunicación e Información Diplomática demuestra el peso que el Ejecutivo quiere dar a España Global.
Más allá de esos cambios, la Secretaría de Estado para la Unión Europea conserva su estructura actual, con tres direcciones generales (una de asuntos generales de la UE, otra de mercado interior y una última para Europa occidental, central y sudeste de Europa).