El tuitero Bruno (@brunoacanfora) se fue a vivir a Estados Unidos y entre otras historias mínimas de su aventura por aquel país reveló en la red social lo que pasó con el regalo que llevó para compartir. Su mensaje tuvo 91 mil “me gusta”, más de 8 mil “retuits” y una enorme cantidad de testimonios de otros usuarios que vivieron experiencias similares. ¿Cuál fue la reacción? Un rechazo inesperado.
“A los gringos nunca se les regala un alfajor. Desperdicié un Havanna Blanco en alguien que lo dejó tirado en el escritorio porque: ‘Oh, it was too sweet’. Comen caca bañada en syrup sobre peanut butter todos los días y un alfajor les parece ‘muy dulce'”, fue el mensaje con el que el tuitero descargó toda su bronca tras el fallido regalo.
Al ver esto otros usuarios comenzaron a opinar y a relatar sus propias experiencias llevando alfajores como regalos a extranjeros. “La semana pasada malgasté una caja entera de Havanna. Indiferencia absoluta, y hasta un hdp me dijo que le parecía un poco ‘stale’. Y después pasan los snickers como agua y son de polietileno”, contó un tuitero.
“Vivo en Estados Unidos y Bruno tiene razón. Son pocos los que pueden terminar un alfajor de una porque dicen que es demasiado dulce. Ahora…. comerte un waffle con miel de maple y tomar cerveza de raíz pareciera ser un poco menos dulce según ese criterio”, añadió otro usuario.
Con otra marca, una chica explicó que vivió algo parecido: “En una juntada con gente de todo el mundo llevé un cachafaz y una gringa comió un pedacito y lo dejó tirado. Por Dios, cortarme el pecho con una navaja duele menos que ver eso desperdiciado. Un cachafaz gasté por alguien que no sabe apreciarlo”.
Al ver el revuelo generado, apareció la estrella del rubro, Hugo Basilotta el dueño de la fábrica Guaymallén. Con todo su estilo, opinó: “Lamento informarle, Sr. Canfora, que probablemente se haya equivocado de marca… Estoy cansado de regalarle guaymas a los gringos y les encantan. Especialmente después de que el Gran Chino Maidana lo comió en Las Vegas. ¡Hasta a Donald (Trump) le gustan”.
Los comentarios también apuntaron a reacciones similares en otros países: “Una sola vez traje los mini Havannas, sabiendo que uno entero no lo terminan. Un francés con mueca extraña me dijo ‘Ay, qué concepto raro, pero no está mal’. mátate”.
Otra respuesta negativa en Francia: “Yo un día le convidé a un francés y dio por hecho que se trataba de un queso, lo escupió y lo tiró”.
A veces el rechazo no resulta tan negativo. Está mal, pero no tan mal: “Le traje alfajores a mi host family y me los terminé comiendo yo. Así que ¿quién salió ganando?”.
En Canadá, mismo resultado: “Le regalé a un canadiense unos alfajores de Córdoba y tipo ‘son ricos pero son muy dulces’. Casi le saco la caja de la mano para comerla yo”.
“Lección aprendida hace mucho años, ahora sólo traigo para gente especial que los valora. A mi me dijeron lo mismo y pensaba: ‘¿Vos comés torta con helado y me decís que esto es muy dulce?'”
Por último, la respuesta de los alemanes: “Con los alemanes pasa algo similar. Les llevé una caja de alfajores Havanna y agarraron uno y con un cuchillito lo cortaron como una pizza en ocho”.