El discurso de Trump sobre el Estado de la Unión resultó en un espaldarazo a Guaidó. No sólo señaló a Guaidó como el presidente legítimo de Venezuela, sino que advirtió que Maduro es un brutal dictador comunista, al que hay que cambiar.
Ethos, pathos y logos son las claves para Aristóteles. Mensajero y mensaje deben enlazarse con sus enseñanzas. El ethos tiene que ver con la ética. El líder debe tener autoridad moral. Debe ser una persona calificada desde el punto de vista del carácter y de los conocimientos. Apelar a la honestidad. Pathos es la pasión y la empatía. Para persuadir, la emoción que siente el interlocutor debe transmitirse en profundidad. Necesario es que el mensajero sea el primero que se involucre y se sienta inspirado por el tema. Que esté dispuesto a dar el todo. El tercer elemento, el logos, nos remite a la lógica y a la razón. La narrativa debe basarse en el conocimiento científico y empírico. Hacerla irrefutable. Aplicar el método inductivo o deductivo o la mayéutica socrática para llegar a la conclusión.
Cuando hablamos de persuasión aristotélica y confrontación política, nada más actual que cruzar las debilidades de quien nos desgobierna con las fortalezas de la alternativa democrática. El ethos o auctoritas de Maduro es inexistente. No tiene legitimidad y habría que subrayar que de una simple posición sindical saltó a ejercer funciones de estado. Aquí habría que oponerle un currículum sólido, acompañado de un ejercicio profesional honorable. Con relación al pathos o la emoción, es difícil que después de más de 20 años la pueda despertar. Es más de lo mismo. Habría que enfrentarlo con un mensaje de esperanza y futuro lleno de optimismo y prosperidad para terminar esta pesadilla. El logos o racionalidad lo enfrenta con unas cifras económicas y de violaciones de derechos humanos imposibles de defender. El país con la mayor inflación del globo, la peor caída económica consecutiva de la historia y sin reservas para responder. Con crisis medulares de luz, agua, transporte, basura, sanidad, internet… Una Venezuela dividida institucionalmente con dos presidentes, tribunales supremos, fiscales y tres parlamentos. Con alrededor de 400 presos políticos. Un verdadero estado fallido.
En fin, si aplicamos la lógica aristotélica y cruzamos las debilidades del régimen con nuestras fortalezas, podríamos salir pronto de la mayor calamidad que azota a nuestras vidas. Tenemos credibilidad frente a la falsedad, esperanza contra desesperanza y razón ante la sinrazón.
@OscarArnal