Los descosidos zapatos de Zapatero, por Armando Martini

Los descosidos zapatos de Zapatero, por Armando Martini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

 

Es como aquél espía que regresó del frío, (novela escrita por el británico John le Carré, -elegida como la mejor novela de espionaje de todos los tiempos y entre las 100 mejores de misterio-, que se desarrolla a principios de la década de 1960 dando una visión del espionaje en época de la Guerra Fría dura y sacrificada. Su protagonista, un espía inglés llamado Alec Leamas, que realiza una operación contra el jefe del contraespionaje, la cual resultó más complicada y compleja de lo esperado), cargado de expectativas, que terminó muerto, no por congelamiento, sino porque dejó de significar nada para unos y otros; particularmente para aquellos a quienes debía lealtad y obediencia.

Por Armando Martini

En sus buenos tiempos parecía prometedor, en realidad fue un fiasco. Tras varios Presidentes y gobiernos de diferentes partidos que sacaron a España del marasmo de la tiranía desarrollista, ferozmente controladora, se convirtió primero en el peor Presidente español, dirigente que frenó, desbancó el crecimiento y consolidación de uno de los principales partidos socialistas de Europa y después, lanzado al garete por el fracaso rotundo como gobernante, se transformó en vocero de socialistas de conveniencia e influencia castrista y con caja suficiente para pagar tanto a quien fuera mal Presidente, como a los jóvenes que alardeaban de formaciones universitarias y planteaban una revolución teórica en busca de financista.

Financiamiento que consiguieron, amplio y detallado, en militares, ladrones disfrazados de empresarios, corruptos, políticos rapaces caribeños en busca de ilusiones y pretextos, más pronto que tarde encarrilados en las cuentas bancarias y vocerías claramente dirigidas en la ruta de la complicidad diseñada desde La Habana y Moscú -y dicen que también con orientaciones, porque dinero no da, de Pyongyang, no consta, pero tampoco extraña-. Políticos jóvenes españoles con ganas de vivir mejor llegaran o no a la Moncloa, y un veterano acomodaticio que estuvo ocupándola por errores de comunicación de su predecesor que, tras gobernar tan mal como sus limitaciones y complejos le indicaron, trata de renacer como abanderado de paz, diálogos y acuerdos entre bandidos mafiosos y asociados con máscaras de líderes del pueblo.

Ha encontrado un buen negocio en poner cara y argumentos mentirosos en una España a la cual los europeos consideran representante, vocera y guía natural de la América que descubrieron, esquilmaron y reeducaron, cuando en realidad los españoles, al menos sus dirigentes, solo quieren hablar de buenas transacciones comerciales para ello; lo cultural e histórico es sólo un pretexto para europeos que quieren vivir los más tranquilo y bien nutrido posible.
El exmandatario español se cuela por donde el centro y la derecha sólo ven, lejano, el crecimiento del comunismo, se convierte en portavoz del diálogo y la paz. La guerra cuesta dinero, amarguras, heridos, muertos, y Europa no quieren nada de esas angustias, tan renuentes que tuvo que llegar un prepotente exitoso como Donald Trump a recordarles que sin Estados Unidos valen poco, que si quieren ser defendidos como esperan deben asumir al menos su parte. Al presidente no le dio pena cobrar lo que a estadounidenses anteriores les daba cierta vergüenza, abrumados por los dolores de dos guerras, millones de fallecidos, total destrucción, el conveniente olvido de que, sin el dinero y ayuda estadounidense, Europa sería hoy una ruina controlada por nazis, comunistas o ambos.

Por ahí se tamizó el fracasado dirigente levantando banderas de soy la paz y diálogo que España no ha conseguido, soy la lenta erosión de una oposición que pide guerra harta de la paz de los dominados, soy el alargamiento de las oportunidades para quienes tienen el poder con dineros mal habidos y armas vayan lavándose caras hasta que parezcan más o menos aceptables para los que buscan olores suaves y brisas apacibles.

Todo iba bien hasta que se le apareció quien que no cree en politiquerías ni diálogos, un gringo de negocios que maneja las discusiones de modo diferente, dice que no quiere guerras porque conoce bien son costosas y está consciente de la tecnología que las limita a momentos tan letales como puntuales, como hombre de negocios al fin ha ido llevando a su país de nuevo al primer lugar mundial. Y por eso, las zapaterías de Zapatero, distorsiones y retortijones de Pedro Sánchez, las ambiciones chiquitas de izquierdistas trasnochados de Podemos dispuestos a cualquier cosa por el dinero, incluyendo inmiscuirse en el poder e independentistas de diferentes niveles de delincuencias y amenazas.

Se le atravesó también Juan Guaidó, que presenta ahora, cara a cara y de manos agarrada con los líderes más importantes del mundo libre y democrático; escenario en el cual José Luis Rodríguez Zapatero no tiene ya nada que ofrecer. Como el espía que regresó del frío.

@ArmandoMartini

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