LA HISTORIA DE VENEZUELA tiene por cierto que Francisco Linares Alcántara fue el primer presidente fallecido en funciones de Estado, lo que no es cierto, pues fue José Tadeo Monagas, aunque el titular para el momento de su deceso, era el doctor Guillermo Tell Villegas.
Correcciones tempranas del acucioso historiador Rafael Arraiz Lucca, advierten que Monagas, en su carácter de general en jefe de los Ejércitos de la Revolución, dictó un decreto reorganizando la administración ejecutiva general y el 30, un nuevo ordenamiento declarando vigente la Constitución Federal de 1864, designado así a Villegas como presidente interino. No obstante, el viejo caudillo contrajo una afección pulmonar que terminó con su vida el 18 de noviembre de 1868, cuando contaba con 84 años de edad.
José Tadeo había sido presidente de la República en dos oportunidades, desde 1847 hasta 1851 y en el segundo periodo constitucional señalado desde 1855 a 1858. Al momento de su deceso, aspiraba a un tercer mandato, candidatura –por cierto-, muy favorecida.
Linares Alcántara sería el segundo jefe de Estado en morir en el mandato presidencial. Como consecuencia de una afección bronquial, que lo obligó a guardar reposo absoluto cuando se dirigía de Caracas a La Guaira, después de nueve días, murió en la casa de la Compañía Guipuzcoana el 30 de noviembre de 1878, a las 11:30 de la noche, sin completar su bienio presidencial.
Algunos historiadores han comentado la versión dejada correr en aquel tiempo, según la cual, Linares Alcántara murió envenenado. Otros apuntan que el deceso provino de una pulmonía. “El presidente había bajado al Litoral Central a reponerse de una afección bronquial que lo aquejaba pero esto no cancela la posibilidad del asesinato”.
La crónica
Los restos mortales del presidente Linares Alcántara fueron trasladados en procesión al Panteón Nacional entre rumores y la zozobra general. “En el trayecto se escuchó un disparo que desató el pánico entre la multitud que lo acompañaba, la cual comenzó a correr en desbandada abandonando la urna en plena calle”. Apunta González Esteves, que el incidente da cuenta de la tensa situación que se respiraba en esos días en la capital del país.
Enfermedad y muerte del «General-Presidente»
El tercer dignatario en morir en pleno ejercicio presidencial, sería el general Juan Vicente Gómez, cuando tenía 27 años gobernando a Venezuela. Investigadores señalan que, probablemente, su deceso se produjo uno o dos días antes, pero sus partidarios retrasaron el anuncio para hacerla coincidir con la fecha de la muerte de El Libertador.
Se presume que las enfermedades que lo llevaron al sepulcro fueron Adenoma -tumor- prostático (patología propia de su edad) y Diabetes mellitus. Aunque estos
datos históricos nunca han sido verificados. Los primeros quebrantos de salud de su última enfermedad le comenzaron en Caracas, durante la primera semana del mes de noviembre de 1935.
Se vio obligado el «General-Presidente» a trasladarse a la ciudad de Maracay el 14 de noviembre, residenciándose en su casa de habitación llamada «El Veintitrés de Mayo», ubicada en Las Delicias, de donde no salió con vida. Realmente el dictador murió de dos enfermedades: Adenoma tumor prostático (patología propia de su edad) y Diabetes mellitus, esta última aparecida en abril de 1935.
En cuanto al adenoma, «empezó a sufrir sus consecuencias antes de 1921, con trastornos de la micción; poliuria, disuria y disminución del chorro urinario”. Después en forma lenta presentó distensión de la vejiga, los uréteres y los riñones, con insuficiencia e infección…» (Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. Vol. XXXI. Caracas, 1982, Número extraordinario, II Parte, p. 103).
Con respecto a la diabetes, «le apareció ocho meses antes de su muerte, en abril, la cual era grave desde su comienzo porque era irreductible y sólo se lograba disminuir la glicemia con grandes cantidades de dosis de insulina y que evolucionando en un terreno infectado y de insuficiencia renal, agravó más el proceso que contribuyó en alto grado para acelerar la muerte.» (Ibídem., pp. 103-104). «El 15 de diciembre de 1935 sufrió a las doce m. un colapso cardíaco respiratorio, del cual se recuperó mediante inyecciones de aceite alcanforado, coralina y hasta adrenalina. [.]. Desde el día del colapso no pudo levantarse más de su lecho. Estaba somnoliento, pero conservaba el conocimiento ya que conversó con su hijo Florencio a las 3 de la mañana del día 17 de diciembre. Más tarde, a las once y cuarenta y cinco minutos de la noche, exhaló su último aliento… (Ibíd., p.101).
Magnicidio de Delgado Chalbaud
El cuarto presidente en morir en el ejercicio de funciones, fue Carlos Delgado Chalbaud, no de forma natural, sino en un magnicidio. Siendo el único que se ha registrado en la historia venezolana. Hasta 1965 cuando se erigió la mansión presidencial La Casona, los presidentes de Venezuela despachaban en el palacio de Miraflores y dormían en sus casas, y la del comandante Carlos Delgado Chalbaud, la Quinta Lois, estaba ubicada entre Puente Chapellín y Country Club.
En la mañana del lunes 13 de noviembre de 1950, un poco después de las 8, Delgado Chalbaud se dispuso salir hacia el despacho presidencial junto al teniente de navío Bacalao Lara, su edecán. Unos 24 conjurados, esperaban agazapados en las proximidades, distribuidos en 5 vehículos, quienes lo interceptaron atravesando otro vehículo en la vía por donde debía pasar el Cadillac presidencial, flanqueado ya por otros tres automotores.
Rápidamente los hombres del presidente fueron reducidos, desarmando al teniente Bacalao, mientras otro grupo liderado por Rafael Simón Urbina se encargaba de Delgado Chalbaud. A las 9:20 de la mañana el presidente y sus hombres fueron conducidos a la quinta Maritza y al momento cuando el conductor estacionaba el auto, a uno de los conjurados se le accionó el arma, hiriendo a Urbina en la pierna derecha, que en medio de la confusión Chalbaud intentó auxiliar.
Domingo y Mijares accionaron sus armas contra el presidente y al momento que se desplomaba, Pedro Antonio Díaz le asestó otro disparo. Los demás asesinos dispararon contra el edecán Bacalao Lara e intentaron ultimar al chofer y al motorizado, Urbina lo impidió. A las once de la mañana, aún vivo pese a tener 4 impactos de bala, Delgado Chalbaud es trasladado al hospital militar, y dos horas más tarde, el doctor Paredes, jefe del equipo que atendía al presidente comunicó la infausta noticia.
Rafael Simón Urbina, líder de la conspiración, herido de bala, se escondió en la sede diplomática de Nicaragua, de donde la tarde del 13 de noviembre, una comisión de la Seguridad Nacional lo sacó para trasladarlo a la Cárcel Modelo, pero en el camino es ultimado a balazos. En los días siguientes, un tribunal fue constituido para procesar a los comprometidos en el magnicidio.
La prensa publicó en sus portadas grandes fotografías de Pedro Díaz, Domingo Urbina y Carlos Mijares, quienes fueron capturados poco a poco y son llevados a la Cárcel Modelo de Caracas. Domingo Urbina se fugó durante el gobierno de Betancourt, para incorporarse a las guerrillas de Douglas Bravo, por 4 años. En 1985 es asesinado en un ajuste de cuentas.
El quinto en fallece
“Oficialmente”, el 5 de marzo de 2013, a consecuencia de un cáncer, murió el presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Sería el quinto mandatario en fallecer durante su periodo de Gobierno luego de ser sometido a una cuarta intervención quirúrgica, en el Hospital Militar de Caracas, de la que no se pudo recuperar. Tanto su estado de salud como el deceso, fue manejado con extrema prudencia, hasta el punto de no conocerse, a ciencia cierta, si los días finales del dignatario ocurrieron en Cuba, en donde se realizó el tratamiento oncológico, o en Venezuela. Aún existe incertidumbre si el hecho se registró en diciembre de 2012 o en marzo de 2013.
La situación sigue siendo un completo enigma pese a revelaciones de sus cercanos. Hubo protestas callejeras, y los estudiantes exigieron fe de vida del dignatario, pues el silencio fue una permanente estrategia de la vicepresidencia para usurpar el poder, razón por la cual mantuvieron hermético la verdadera fecha del deceso. El funeral de Estado fue multitudinario, y se realizó en la capital con la presencia de jefes de Estado y de Gobierno de diferentes países. Sus restos mortales reposan en permanente capilla ardiente dentro del Museo Histórico Militar o Cuartel de la Montaña, edificio cuya construcción se realizó entre 1904 y 1906.
Multitudinarias exequias
Serían tres los expresidentes llevados en hombros a lo largo boulevard El Cafetal. Raúl Leoni y Rómulo Betancourt fueron los primeros. Particularmente emotiva fue la conducción del doctor Leoni, quien falleció un 5 de julio en Nueva York mientras era tratado de una hemorragia. Eso fue en 1972. En las aceras de la avenida principal de El Cafetal, la gente se agolpó para ver pasar la lenta marcha de sus compañeros de partido que llevaban el ataúd en los hombros.
También los restos de Rómulo Betancourt debieron ser traídos a Caracas por estos días hace 30 años pues murió al anochecer del 28 de septiembre de 1981 en un hospital de Nueva York debido al derrame que sufrió al caer al piso en el apartamento donde escribía sus memorias. Como a Leoni, le fueron rendidos los honores según el protocolo de Estado el cual incluye el velatorio en capilla ardiente en el Salón Elíptico del Capitolio, en Caracas.
Estas honras fúnebres estuvieron especialmente concurridas y el pueblo adeco como en general la gente, las acompañó tanto en los actos protocolares al frente de los cuales estuvieron como les correspondía, los presidentes Rafael Caldera, en el caso de Leoni, y Luis Herrera Campins, en las exequias de Betancourt. La urna de Betancourt, envuelta por el pabellón tricolor, colocada sobre un armón, fue halada por cadetes.
En la historia de Venezuela del siglo XX, en septiembre de 1953, el féretro general Medina Angarita fue llevado en hombros por el pueblo desde Country Club hasta el Cementerio del Sur. Jornada jamás vista. Ramón J. Velásquez apunta que el gobierno decretó duelo oficial por ocho días, pero la viuda Irma Felizola de Medina Angarita, se negó a que el cadáver de su esposo fuera velado en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional.
De su casa en la urbanización Country Club salió el cortejo fúnebre en horas de la mañana, seguida por miles de personas quienes turnándose condujeron la urna en hombros hasta el Cementerio general del Sur a donde llegaron a últimas horas de la tarde. El historiador Guillermo Morón cita al periodista Guillermo José Schael: “El general Medina fue sepultado después de las tarde. Hora en la cual llegó el féretro al Cementerio del Sur, conducido en hombros del pueblo, aquel luctuoso 16 de septiembre. Desde la hora en la cual salió el cortejo, 10 a.m. hasta casi el anochecer, caía una garúa sobre la ciudad. En el trayecto vimos a mucha gente derramar algunas lágrimas”. Cientos de personas entonaron el Himno Nacional a la hora de la sepultura –añadió Velásquez en su registro.
El sepelio del asesinado presidente en funciones Coronel Carlos Delgado Chalbaud, en noviembre de 1950, movilizó gente a pie –precisa Román Rojas Cabot. Pero menos que Medina en 1953, Leoni en 1972 y Betancourt en 1981.
El General Eleazar López Contreras murió en sana paz en Caracas al despuntar el año 1973. Sus restos los condujeron al Cementerio del Este, inaugurado cinco años antes en el sector La Guairita, en el Sur-Este de la capital.
Allí también reposan Leoni, Betancourt; Herrera Campins quien a los 82 años falleció en Caracas en noviembre de 2007, que en el momento de su funeral, cadetes y músicos del Ejército entonaron el Himno Nacional y le rindieron otros honores.
En cuanto a Rafael Caldera, fallecido en Caracas, el 24 de diciembre de 2009, de 93 años; y a Carlos Andrés Pérez, quien pereció en Miami, un año después, el 25 de diciembre de 2010, de 88 años de edad, el Gobierno de Hugo Chávez les negó honores fúnebres correspondientes a los exmandatarios nacionales.
Fuente: Edgar González Esteves. La Guerra de Los Caudillos, pág. 105 Colección Los Libros de El Nacional
Pedro Vicente Gómez Contreras. La muerte de un Presidente. El Asesinato de Delgado Chalbaud
Rafael Arraiz Lucca, Venezuela: 1830 a nuestros días. Editorial ALFA. Caracas 2011
Agustín Blanco Muñoz. Habla el General. Coedición UCV- Editorial José Martí. Caracas 1983. Segunda edición. pp. 99-116.
Jesús Sanoja Hernández. La historia del único magnicidio en Venezuela. El Nacional, 3 de agosto de 1997. pp. 10-11.
Antonio Márquez Mata. Un asesinato que cambió la historia de Venezuela. Últimas Noticias, 12 de noviembre de 1970. pp. 28-29.
José Suárez Núñez. Condenados por asesinato de Delgado Chalbaud abandonarán la cárcel sin alentar rencores. Últimas Noticias, 13 de noviembre de 1970. p.6
Pascual Villegas. Enfermedad y muerte del «General-Presidente»
Diccionario de Historia de Venezuela. 2da edición (cuatro tomos) 1997. Caracas, Venezuela