Una de las grandes polémicas que del 2020 fue la de la salida de Meghan Markle y el príncipe Harry de la corona británica, algo que los medios británico llamaron el “Megxit” haciendo comparación a la salida del Reino Unido de la comunidad europea.
La familia real ha estado en el ojo del huracán desde que los es duques de Sussex decidieran independizarse del mandato de Isabell II. Ambos esposos dejaron atrás sus respectivos compromisos reales para ser independientes económicamente y que nadie (La Reina) tenga poder en sus decisiones. Esta acciones le ha traído dolores de cabeza a la monarca de 93 años, pero estos no son los únicos problemas para la reina, pues existen otros nietos que también le hacen el trabajo difícil.
Con información de Infobae
Harry y su hermano mayor William no son los únicos integrantes jóvenes de la familia Windsor. Y ahora que quedaron dos espacios vacíos y más trabajo por hacer se cree que la soberana, de 93 años, podría elegir a otro de sus nietos para que tengan un papel de mayor relevancia en las tareas oficiales.
Isabel II y el duque de Edimburgo tienen ocho nietos, dos de cada uno de sus cuatro hijos: Andrés, Eduardo, Ana y Carlos. Los príncipes Harry y William, hijos del futuro rey de Inglaterra son sobradamente conocidos, mientras que otros seis tienen una vida sin exigencias y fuera del radar de los medios.Tras el Megxit, toda la presión ahora recayó sobre William y su esposa Kate Middleton, que cumplen con honores su trabajo representando a la Reina. ¿Y el resto de los nietos de Su Majestad?…Cada uno de ellos tuvo el destino marcado el día que nacieron. Su vida pública como privada fue un acuerdo entre sus padres y su abuela, que determinó qué papel ocupan en la familia. Pero ahora eso podría cambiar para alguno de ellos.
De los cuatro hijos de Isabel II, los tres mayores -Carlos, Ana y Andrés- se separaron a mediados de los noventa. Carlos y Ana se casaron en segundas nupcias. De los ocho nietos de la soberana, cinco están casados y una está a punto de hacerlo. Peter y su hermana Zara fueron los primeros, en 2008 y 2011, respectivamente. Después llegaron los hijos de Carlos de Inglaterra y la fallecida Lady Di, William en abril de 2011 y Harry en mayo de 2018. La última en casarse fue, en octubre de 2018, Eugenia de York, la segunda hija de Andrés de York y Sarah Ferguson. Su hermana mayor, la princesa Beatriz, contraerá matrimonio el 29 de mayo en la capilla de San Jaime con Edoardo Mapelli Mozzi y después se celebrará una recepción en el Palacio de Buckingham. Este último enlace se decidió en medio del escándalo de Andrés de York por su estrecha amistad con el pedófilo Jeffrey Epstein.
William, de 37 años, trabaja directamente para su abuela y recibe un presupuesto del fondo público que está destinado para pagar los gastos de los viajes oficiales y su vida como miembro de alto rango de la corona. Al igual que Harry, pese a su renuncia, recibe dinero de su padre, el príncipe de Gales. Además poseen los millones de la herencia que les dejó su madre Diana de Gales, fallecida en 1997.
Tras su abdicación y posterior mudanza a Canadá con su esposa e hijo, ahora el duqus de Sussex, de 35 años, busca ganar su propio dinero al igual que el resto de sus primos. La semana pasada él y Meghan participaron de un evento privado de JP Morgan en un hotel de Miami, que atrajo a titanes de los negocios y celebridades como Bob Kraft, Alex Rodríguez y Magic Johnson. Por dicha aparición la pareja real habría cobrado entre 500.000 y 1 millón de dólares.
Los nietos mayores de la reina Isabel II son Peter, de 42 años, y Zara Phillips, de 38. Son hijos de la princesa Ana de Reino Unido, de 69 años, y de su primer esposo, el capitán Mark Phillips, de 71. Se casaron en 1973 y se divorciaron en 1992. Al igual que su madre, cumplen un papel discreto dentro de la familia real británica.
Nacido en 1977 Peter fue el primer nieto de Isabel II y Felipe de Edimburgo y, en su momento, quinto en la línea de sucesión al trono, aunque ahora ocupa el puesto 15º.
Tanto Peter como Zara no reciben dinero de los contribuyentes, no tienen deberes con la realeza ni participan de actos oficiales. Disfrutan de una vida más normal que sus primos, William y Harry, que comenzó con la decisión de sus padres. Cuando nacieron, la única hija de la soberana determinó que no tendrían títulos nobiliarios ni serían tratados como Altezas Reales. De esta forma quedaban relegados de cualquier compromiso.
El nieto de Isabel II fue noticia estos días por un asunto personal. De manera oficial dio a conocer su divorcio con la canadiense Autumn Kelly, después de 12 años de relación y dos hijas en común. Una noticia que puso de nuevo en el centro de atención a los Windsor, que no tienen meses fáciles con el escándalo del duque de York, obligado a retirarse de la vida pública, y la partida de Meghan Markle y Harry.
Philips, que tiene perfil profesional en la red laboral LinkedIn, se licenció en Ciencias del Deporte en la Universidad de Exeter, Inglaterra, en 2000 y durante un tiempo trabajó en la Fórmula 1: primero en la escudería Jaguar Racing y después pasó al equipo Williams. Cinco años más tarde, en 2005, consiguió trabajo en el Banco Real de Escocia en Edimburgo.
Fue en un viaje de negocios en el Gran Premio de Montreal de 2003, donde conoció a Autumn y con quien se casó en mayo de 2008 en el castillo de Windsor y pasó a la historia porque fue la primera boda real que fue vendida como exclusiva para una revista. Los recién casados ??se enfrentaron al escrutinio público al vender las fotos del enlace a la revista Hello! por cerca de USD 500.000. Hoy son padres de dos hijas: Savannah, de 9 años, e Isla, de 7.
De acuerdo al tabloide Daily Mail, la ruptura de este matrimonio es particularmente dolorosa para la reina, de 93 años, que disfruta de una relación cercana con Autumn. En Reino Unido hablan de que fue ella la que tomó la decisión de divorciarse, algo que dejó “destrozado” al nieto de Isabel II y entristeció a la soberana. Los últimos acontecimientos relacionados con Meghan y Harry habrían sido los que aceleraron la decisión de Autumn.
Kelly es originaria de Canadá, por lo que la familia real teme que regrese a su país.
Al parecer, para los miembros de la realeza cada vez es más difícil sostener una relación con los títulos reales de por medio.
Peter que mantuvo siempre un bajísimo perfil, ya había sido noticia en los primeros días de este año cuando apareció en un spot televisivo para vender leche en China que desató gran polémica en Inglaterra ya que no es habitual ver a los royals en anuncios publicitarios. Sin ayuda económica, el nieto mayor de Isabel II busca ganarse la vida como puede.
De acuerdo a su perfil de LinkedIn, es dueño y CEO de City Racing, una compañía que promueve carreras de caballos, y es director de Sports & Entertainment Limited, que se centra en la gestión, patrocinio y promoción de eventos deportivos.
Zara es la prima preferida del príncipe William y dicen que es la nieta predilecta de Isabel II. Heredó de sus padres, su amor por la equitación. Participó en los Juegos Olímpicos de Londres y ganó una medalla de plata en la prueba de salto por equipos. Estudió en la Universidad de Exeter, donde se especializó en fisioterapia equina para que su trabajo estuviera vinculado con su pasión por los caballos. Es madrina de George de Cambridge, el primogénito de William y Kate Middleton.
Hace ocho años tomó el apellido de su marido, el ex jugador de rugby británico Mike Tindall, con quien se casó en una modesta iglesia de Edimburgo en julio de 2011. El matrimonio tiene dos hijos, Mia, de seis años, y Lena, de 2 años. Igual que Peter, Zara no representa a la corona en actos oficiales. Solo se la ve un par de veces al año: siempre acude al Trooping the Colour, los festejos en junio por el cumpleaños de Isabel II; y, en ocasiones, a la misa de Navidad de Sandringham.
Un perfil totalmente opuesto mantienen sus primas, las hijas del príncipe Andrés y su ex esposa Sarah Ferguson. Las hermanas Beatriz y Eugenia de York -que sí tienen tratamiento de “Su Alteza Real”-juegan un papel ambivalente en la casa real: en ocasiones representan a la reina, pero también tienen empleos privados.
Pese al enojo de su padre, no reciben dinero de las arcas públicas (fueron retiradas de la lista de beneficiados por el Sovereign Grant) y tienen algunos patrocinios en organizaciones benéficas otorgados por su abuela.
Eugenia de York, la menor, tiene 29 años y se casó en octubre de 2018 en una gran boda en el castillo de Windsor con el financiero Jack Brooksbank, un enlace que se celebró con toda la pompa que quería su padre. En 2011, cuando se graduó con honores en Historia del Arte y Literatura Inglesa, trabajó para la casa de subastas Christie’s y luego se mudó a Nueva York, donde trabajó en Paddle8, una galería de arte con subastas online. En 2015 volvió a Londres para trabajar como ayudante en la galería de arte londinense Hauser & Wirth, y luego fue ascendida al cargo de directora, un puesto que mantiene en la actualidad, donde se ocupa principalmente de planificar proyectos especiales, apoyar a los artistas y gestionar eventos. “Sabía que no iba a ser pintora, pero sí tenía claro que la industria era para mí. Me encanta ser capaz de compartir mi pasión por el arte con la gente”.
Además, la princesa mantiene compromisos relacionados con la corona. “Mi hermana Bea (Beatriz) y yo somos patronas de algunas organizaciones de caridad. Además, tratamos de apoyar a mis abuelos en todo lo que podemos, porque para eso está la familia”.
Como su hermana mayor, no recibe fondos públicos, pero vive en el Palacio de St Jaime con su marido Y si bien la Reina cobra el alquiler a los royals que no trabajan para la Casa Real, es el príncipe Andrés quien paga la renta de sus hijas.
Beatriz, la segunda mujer en la línea de sucesión al trono británico, solo superada por la pequeña Charlotte de Cambridge, tampoco participa en actos oficiales representando a su abuela y también tiene un empleo privado. Fue a la Universidad de Londrés y de joven fue diagnosticada con dislexia.
Su primer trabajo fue como asistente de compra en Selfridges, una de las tiendas inglesas más tradicionales. Más tarde se presentó como voluntaria en el Ministerio de Asuntos Exteriores, donde rechazó recibir un salario. También hizo una pasantía en Sony Pictures y, si bien soñó con una carrera como productora de cine, finalmente se volcó al sector financiero. Actualmente es la vicedirectora de la compañía de software Afiniti.
Su fortuna sería de 5 millones de dólares (un millón recibió cuando se divorciaron sus padres). Su boda con el desarrollador inmobiliario Edoardo Mapelli Mozzi promete ser el gran evento de 2020 en Inglaterra. El viernes 29 de mayo es el día elegido para que la nieta de Isabel II contraiga matrimonio con el multimillonario italiano, que tiene un hijo de dos años, Christopher, al que apodan cariñosamente “Wolfie”, de una relación anterior con la arquitecta Dara Huang, que también asistirá a la boda. La relación entre ellos, aseguran, es de lo más cordial.
La ceremonia se celebrará en la capilla del Palacio de St James – donde vive la princesa-y la recepción posterior tendrá lugar en el Palacio de Buckingham.
En los últimos meses, la hija del príncipe Andrés y Fergie lo ha pasado mal. El anuncio de su boda coincidió con otros explosivos acontecimientos en el seno de su familia como el escándalo de su padre en el caso Epstein o el Megxit. Esto provocó que su enlace pasara a un segundo plano y que ningún canal local quiera televisarlo.
El inicio de la relación de la princesa, de 31 años, con el empresario no estuvo libre de polémica. Parte de la opinión pública se posicionó en contra de ella, acusándola de haber sido la culpable de la ruptura de su novio con Huang.
Edoardo y “Bea” se reencontraron en el casamiento real de Eugenia en 2018 y surgió el amor. Por aquel entonces, el empresario seguía viviendo con Dara y su hijo, en un piso de Londres. Los rumores no tardaron en extenderse, pero varias personas dieron la cara por la princesa. Un amigo de la ex pareja declaró que para entonces llevaban separados cerca de un año y medio y una fuente del palacio de Buckingham afirmó que la princesa “jamás se habría permitido romper la felicidad de una
Beatriz no olvida que la esposa de su primo, Meghan Markle, opacó el momento más importante de su hermana menor al anunciar al día siguiente del enlace que estaba embaraza de su primer hijo. Y, ahora, teme que Markle se robe toda la atención en su boda, ya que todas las miradas irán hacia ella y hacia el reencuentro de Harry con su familia. La princesa quedará entonces nuevamente en un segundo plano.
Y por último están Lady Louise Mountbatten-Windsor, de 16 años, y James Alexander Philip Theo, vizconde de Severn, de 12 años, los nietos menores de Isabel II y probablemente los menos conocidos. No tienen título de altezas reales, como desearon sus padres, sino solo los que reciben los hijos de condes: lady y vizconde. Son hijos de Sofía de Wessex y el príncipe Eduardo, hijo menor de la reina. Aunque sus padres y especialmente su madre, Sophie, sí trabajan codo a codo con la reina, a los adolescentes casi se los conoce. Alguna que otra vez participan en bodas y actos familiares, pero poco se sabe de ellos.
Bagshot Park, otra de las residencias reales que se localiza en las inmediaciones del castillo de Windsor, es la vivienda de los condes de Wessex y sus dos hijos. Antes de utilizarla como residencia particular, Eduardo renovó esta mansión para que sirviera como sede de su productora audiovisual, Ardent Productions, que se vio obligado a cerrar años después.
Tras su boda, Sophie mantuvo su trabajo como relacionista pública hasta 2002, cuando el diario News of the World, del magnate de los medios Rupert Murdoch, le “plantó” un periodista que, simulando ser un jeque árabe, la grabó con una cámara oculta haciendo comentarios políticos. El escándalo fue total y ella se vio obligada a renunciar. Poco después Eduardo cerró su productora. Desde entonces, los gastos de la familia son cubiertos por los ingresos privados de la Reina, no con dinero público.
Por su relación particularmente estrecha con su suegra es a “favorita desde hace tiempo” de la reina. Sophie de Wessex, fue “escogida” por el Palacio de Buckingham para “aliviar la carga” de Megxit, según revelaron los medios británicos. La condesa, de 55 años, asumirá más responsabilidades reales y representará a la Reina en más compromisos.