El universo está lleno de caos y violencia. Estrellas que explotan, agujeros negros que engullen lo que se les atraviese, asteroides que viajan a cientos de millones de kilómetros por hora, y todo envuelto en una mortal radiación cósmica.
Hasta ahora se creía que los planetas del sistema solar, incluida la Tierra, también se habían formado a partir de un furioso evento cósmico.
Pero una teoría revolucionaria, que acaba de ser comprobada 15 años después de que se formulara, afirma que los planetas nacieron de manera mucho más tranquila y armoniosa.
¿Qué ocurrió para que los científicos dejaran de inclinarse por la violencia y ahora prefieran una explicación mucho más amorosa para el origen de los planetas?
La clave está en New Horizons, la sonda de la NASA que logró fotografiar a Arrokoth, el objeto más lejano y primitivo que se haya observado en el universo.
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