Desde sus orígenes, puede decirse que el Estado moderno venezolano ha estado en franca pugna con las libertades de los ciudadanos, específicamente con la libertad económica. No obstante ¿Se trata realmente de una desavenencia histórica de carácter patológico o más bien es una cuestión de carácter político y circunstancial? Sin duda, llegar al que creemos es el punto neurálgico de la cuestión nos plantea ciertas dificultades no exentas de polémica, que esperamos sepa disculpar el lector.
Nos señala la historiografía patria que en fecha 4 de enero de 1909 se creó la Cátedra de Derecho Administrativo en la Universidad Central de Venezuela; aquellos eran días oscuros para la democracia venezolana, recién comenzaba la larga presidencia del General Juan Vicente Gómez, y si ya entonces existía un germen embrionario de Derecho Administrativo como el derecho de la Administración Pública, éste había nacido al calor de la férrea hegemonía andina. Viéndolo así, ya desde sus inicios, tal y como lo señala José Ignacio Hernández1, la consolidación del Derecho Administrativo venezolano no se llevó a cabo en el marco de un Estado democrático, sino más bien fue el producto del sistema autocrático imperante por aquel entonces.
En efecto, Luis Alfonso Herrera Orellana2, en su trabajo para el libro conmemorativo de los 100 años de la Enseñanza del Derecho Administrativo en Venezuela nos mostró como las concepciones filosóficas de los primeros profesores de la cátedra en el país influyeron decisivamente en ésta durante el siguiente siglo.
Es así como en su trabajo descubrimos a un Hernández Ron partidario de una “economía dirigida”, es decir, de que el Estado interviniera para direccionar la economía privada; y a un Polanco Alcántara que señalaba a las nacionalizaciones como parte de las actividades inherentes “a la condición misma del Estado”, al tiempo que aseguraba que dicha facultad no podía estar sujeta a condicionantes.
No hay dudas, las concepciones filosóficas, y políticas, si se quiere, de aquellos ilustres catedráticos a quienes tanto debemos estaban profundamente influidas por el momento histórico. En efecto, los turbulentos periodos que precedieron a los primeros años del Estado moderno venezolano estuvieron signados por cruentas guerras civiles que hundieron al país en el atraso y la pobreza. De hecho, apenas un año después de la creación de la cátedra de Derecho Administrativo comenzó a funcionar la Academia Militar de Venezuela, ideada para que el Estado se hiciera con el monopolio de la fuerza, poniendo fin, de esa manera, a la larga tradición caudillista de ejércitos personales.
Pasos como ese, la creación de la Academia Militar, fueron los primeros encaminados a lograr una verdadera unidad nacional en el ámbito político territorial, aunque ciertamente el costo de aquella unificación fue el centralismo y el militarismo, de cuyas sombras aún no hemos podido escapar.
CONTINUA EN LA PARTE II
Víctor Jiménez Ures
@VJimenezUres