La aviación estadounidense bombardeó este miércoles a combatientes talibanes que atacaban a las fuerzas de seguridad afganas, tras una ofensiva de los insurgentes que siembra de dudas el incipiente proceso de paz en Afganistán.
En ataque norteamericano en la sureña provincia de Helmand se produce horas después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijera a la prensa que había mantenido una “muy buena” conversación con el jefe político de los talibanes.
Esa conversación tuvo lugar cuatro días después de la firma el sábado en Doha de un histórico acuerdo de los talibanes con Washington sobre la retirada de las fuerzas extranjeras del país.
En ese acuerdo con los insurgentes, Estados Unidos se compromete a retirarse completamente de Afganistán en un plazo de 14 meses a cambio, entre otras cosas, del inicio de un diálogo entre afganos que incluya al gobierno, a la oposición, a la sociedad civil y a los propios talibanes.
Sin embargo, desde esta firma en Doha, los insurgentes han reanudado el lunes la ofensiva contra las fuerzas de seguridad afganas –pero no contra las fuerzas extranjeras– poniendo fin a una tregua parcial de nueve días.
– “Bombardeo defensivo” –
El bombardeo de la aviación estadounidense se produce cuando al menos 20 soldados y policías afganos murieron este miércoles en varios ataques de los insurgentes.
“Estados Unidos llevó a cabo un bombardeo en Nahr-e Saraj, en Helmand, contra los combatientes talibanes que atacaban activamente a las fuerzas de seguridad afganas. Era un bombardeo defensivo”, anunció en un tuit el coronel Sonny Leggett, portavoz de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Afganistán.
“Pedimos a los talibanes que cesen estos ataques y respeten sus compromisos. Como lo hemos demostrado, defenderemos a nuestros aliados cuando sea necesario” agregó aludiendo a las fuerzas gubernamentales afganas.
Pocas antes, combatientes talibanes habían atacado al menos tres puestos del ejército en el distrito de Imam Sahib, en Kunduz, matando a 10 soldados y cuatro policías, según informó Safiulá Amiri, del consejo provincial de Kunduz (norte).
Además, “seis policías murieron y siete fueron heridos” por los talibanes en Tarinkot, localidad de la provincia de Uruzgan (sur), indicó Zergai Ebadi, portavoz del gobernador.
Esos ataques ocurrieron apenas horas después de la conversación telefónica, de unos 35 minutos, entre el jefe político de los insurgentes, mulá Baradar, y el presidente Trump.
La conversación fue “larga” y “buena”, dijo Trump.
“Mi relación con el mulá es muy buena”, agregó Trump. “Ellos quieren poner fin a la violencia”, afirmó el presidente estadounidense.
Sin embargo, este miércoles el portavoz militar Legget advirtió que mientras el gobierno afgano y Estados Unidos “cumplen sus ocmpromisos, los talibanes intentan desperdiciar esta (oportunidad) e ignoran el deseo de paz del pueblo” afgano.
– Un elemento más –
Según el acuerdo de Doha, todavía no ratificado por el gobierno afgano, el alto el fuego es solo uno de los elementos de las futuras negociaciones pero no una condición para que puedan llevarse a cabo.
Así, el texto no es un acuerdo de paz propiamente dicho porque las autoridades afganas, divididas tras unas criticadas elecciones presidenciales, están por ahora al margen de estas conversaciones.
Afganistán se convirtió en la base de Al Qaida tras la victoria de los talibanes en 1996, y a partir de ese territorio, la organización que lideraba Osama Bin Laden orquestó los atentados del 11 de septiembre de 2001, que precipitaron la guerra y la invasión en octubre de 2001 por parte de Washington y sus aliados.
Desde que fueron expulsados del poder por una coalición internacional liderada por Estados Unidos tras los atentados de 2001, los talibanes han librado en Afganistán una guerra de guerrillas.
Entre 32.000 y 60.000 civiles afganos han muerto en este conflicto, según la ONU, además de 1.900 militares estadounidenses.
Desde la firma el sábado del acuerdo, los talibanes han proclamado públicamente su “victoria” frente a Estados Unidos, y reanudado desde el lunes sus ataques contra las fuerzas del gobierno afgano. AFP