Para que un abuelo obtenga un cupo en un ancianato otro tiene que morir

Para que un abuelo obtenga un cupo en un ancianato otro tiene que morir

El comedor del Inass de Vargas / Vía El Impulso

 

Según la asociación civil Convite, de los casi 200 ancianatos que existen en el país únicamente 30% es público y los servicios que ofrecen no son los mejores, por lo que en estos centros los cupos se habilitan en la medida que mueren sus ocupantes

Por El Impulso





La ola migratoria que ha vivido el país en los últimos años no solo ha separado familias. También ha enviado a muchos a lugares que nunca pensaron que ocuparían; un temor que se ha convertido en recurrente entre la población de mayor edad ante la inminente posibilidad de que sus familiares pasen a formar parte de los más de 4,62 millones de venezolanos que se han huido del país debido a la crisis interna. El miedo es libre y ellos saben que eso potenciaría el riesgo de que sean abandonados en un ancianato.

Carmen Chávez tal vez nunca se imaginó en un escenario similar, pero la crisis migratoria no jugó a su favor. “Me llamo Carmen Julia y mi hermana me dejó aquí sentada”, dijo a la trabajadora social del Instituto Nacional de Servicios Sociales (Inass) Armando Reverón, en La Guaira, luego de que su familiar la abandonara a las puertas del que se convirtió en su nuevo hogar.

Quien velaba por ella se fue a Estados Unidos y aunque prometió volver, nunca lo hizo. “Estábamos chequeando el comedor cuando de repente nos dicen: ‘Miren, afuera hay dos señoras mayores’. Salimos y no eran dos abuelas, era una sola. Era Carmen, que la lanzaron ahí con su bolsito y le dijeron ya yo vengo”.

La encargada de la parte social de la organización, quien prefirió mantenerse en el anonimato, indicó que varias veces intentó contactar a la familiar, pero nunca contestó. Tiempo después se enteró de que había muerto durante el viaje a Norteamérica, Desde entonces el instituto asumió a Carmen Julia como “nuestra.”

 

Continué leyendo: El Impulso