Griselda Reyes: Es hora de rectificar, la antipolítica no es la salida a la crisis

Griselda Reyes: Es hora de rectificar, la antipolítica no es la salida a la crisis

Venezuela “tiene en su memoria colectiva a la democracia como el método para resolver los conflictos, elegir a los gobernantes y organizar las instituciones”, dijo en estos días el politólogo, abogado y ex rector del Consejo Nacional Electoral (CNE), Luis Salamanca en una entrevista que le hicieron para un portal digital.

Y creo que esa memoria colectiva es la que ha impedido que en estos más de 20 años de chavismo, la democracia – dinamitada desde que Hugo Chávez asumió el poder –, haya sido destruida en su totalidad.





No obstante, siempre asombra el hecho de que partidos políticos de oposición – que han logrado llegar adonde están y ser lo que son, gracias a los procesos electorales que brinda la democracia –, lleven por lo menos tres años inhibiendo la participación del electorado, argumentando que “en dictadura no se vota” o que la abstención “acabará con Nicolás Maduro, lo pondrá entre la espada y la pared, o pondrá fin a su mandato”.

Estamos a nada de perder lo que queda de República. Y esas expectativas de que “Maduro ya se va” sólo han generado más desesperanza, desconfianza y desmotivación en el venezolano. La abstención, en sistemas políticos como el que nos rige, nunca será la herramienta adecuada para salir de quienes sostenidos por la fuerza, hoy ostentan el poder.

La convocatoria que los miembros del denominado G4 hicieron para este martes 10 de marzo, incurrió nuevamente en un error. Se informó que los diputados se movilizarían hasta la Asamblea Nacional para sesionar allí y aprobar un Pliego Nacional de Conflicto, cuyo contenido muy pocos conocen. Pero los parlamentarios, según palabras del propio Juan Guaidó, sabían que las fuerzas de seguridad del Estado impedirían el paso de la manifestación, por lo cual decidieron improvisar un escenario en la plaza Alfredo Sadel.

Si saben que el desgobierno utiliza la fuerza y la persecución para reprimir, ¿cómo exponen a tales peligros a los ciudadanos que acuden a la convocatoria? Esto no es solamente una demostración de irresponsabilidad suprema sino también de inmadurez personal y política de quienes dirigen a Guaidó.

Es hora de rectificar, de reconocer los errores cometidos, de asumir responsabilidades y, sobre todo, de trazar una nueva estrategia, que incluya a esa gran mayoría que quiere salir de la crisis y no sabe cómo. La soberbia no es buena consejera.

No se puede obrar de espaldas a los venezolanos. Así no funciona la política. De lo contrario no podrán capitalizar el apoyo que se necesita para enfrentar a un modelo de gobierno al que no le da prurito usar la fuerza desmedida contra quienes lo adversan.

La antipolítica no nos ayudará a salir de la crisis. Los partidos debemos constituirnos en la plataforma para lograr los objetivos. A nosotros nos corresponde organizarnos y organizar a los venezolanos para impulsar el ejercicio ciudadano del voto.

Los partidos tradicionales deben reinventarse, porque lo único cierto es el cambio y las organizaciones políticas no están ajenas a él. Hay que trabajar y construir desde las bases ciudadanía, apoyar a los nuevos liderazgos, empoderar a los ciudadanos para que aprendan a escoger sus candidatos no por nombre o por lista, tampoco por carisma o porque caen bien, sino por méritos propios, por credenciales.

Y esa reinvención aplica para todos los partidos. En algún momento el PSUV implosionará y tendrá que hacer sus ajustes internos, porque la rotación de cargos que vienen haciendo desde su creación en 2007, ha impedido que sus líderes de base brillen con luz propia, y muchos de ellos abandonaron ese barco para montar tienda aparte. Allí están algunos movimientos políticos y sociales que dicen ser “chavistas originarios” y que marcaron distancia con Maduro por diferencias irreconciliables.

Igual ocurrirá con organizaciones como Acción Democrática, Copei, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo. Un porcentaje importante de su militancia se ha retirado por considerar que sus dirigentes no responden a los postulados originarios y tampoco están en sintonía con el sentir de los venezolanos. Ya no hay confianza en los actuales “liderazgos” de oposición porque su proceder desmoviliza.

Nos toca a las organizaciones y movimientos emergentes irrumpir con fuerza, captar simpatías y voluntades, hacer activismo, trabajo de calle que los otros olvidaron y sobre todo, entusiasmar a la gente, empoderarla, hacerle entender que cada quien tiene en sus manos la soberanía para cambiar el rumbo de Venezuela. Cualquier esfuerzo por recuperar la calle, por sembrar esperanza y empoderar a la gente apunta en la dirección correcta.

Insistimos: la política no se hace de espaldas a la gente, se hace con y para la gente, y quien no entienda eso en este momento está perdido. Basta de generar expectativas que no se van a cumplir.

Sabemos que el desgobierno no resolverá los problemas del país, simplemente porque ya ha demostrado su total desinterés por el destino de los venezolanos. Pero a quienes están en la oposición sí les exigimos que enmienden sus errores, y esa rectificación pasa por asumir su cuota de responsabilidad del caos que estamos viviendo; rectificar la estrategia de la abstención; reconsiderar la vía electoral como uno de los mecanismos más poderosos para resolver el conflicto político; convocar a una verdadera unión nacional donde participen todos los factores políticos y sociales que adversamos a Maduro; y diseñar una estrategia única que nos lleve a una transición pacífica y nos permita recuperar la institucionalidad del país. Venezuela necesita con urgencia instituciones independientes, autónoma, sólidas.

Hasta el momento, Juan Guaidó no ha dado demostración alguna de que esté dispuesto a rectificar en la ruta que le han trazado. Sus últimas declaraciones plagadas de errores, con discursos excluyentes y hasta agraviantes, le impedirán capitalizar el descontento generalizado. A esto se suma la incoherencia del G4 que quiere todo o nada: presidenciales sí, parlamentarias no. El doble discurso ya no da réditos en política.

Mientras el “liderazgo” va por un lado, la necesidad sentida de la gente va por el otro. Y peor aún, ese “liderazgo” cierra la posibilidad real de construir condiciones para un gobierno de transición, cuando se niega a negociar, a tender puentes con voceros del chavismo, fenómeno político que seguirá siendo una realidad en Venezuela por muchos años.

No sabemos qué pasó por la cabeza de Henry Ramos Allup este 10 de marzo, cuando aseguró que la organización política que representa sí participará en las parlamentarias establecidas en la Constitución, pero celebramos la rectificación hecha a tiempo. Acción Democrática, que sigue siendo un referente importante en la política del país, ya tiene su maquinaria lista para asumir la responsabilidad asignada.

Habrá que esperar a ver qué posturas asumen los otros tres partidos del G4: Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo.

A Vente Venezuela sólo nos queda recordarles que el extremismo juega en contra de la lucha democrática, y que mejores resultados obtendremos si diseñamos una estrategia común entre todos los sectores involucrados, que aproveche las fortalezas de todos sus miembros para avanzar. Venezuela necesita avanzar. Construyamos entre todos un discurso coherente que motive, diseminemos esperanza. La abstención sólo derrota la confianza de millones de venezolanos que esperan un cambio urgente de gobierno y de modelo. Es hora de rectificar, la antipolítica no es la salida a la crisis.

@Griseldareyesq