Los murciélagos tienen un sistema inmunológico más fuerte que otros animales. Por eso sus defensas, “constantemente preparadas para responder a los virus, pueden conducir a una mayor agresividad de esos microorganismos”, explicó un estudio en células cultivadas de murciélago. “Esto lleva a los virus a una reproducción más rápida. El aumento de la virulencia y la habilidad de infección causa estragos cuando estos virus infectan a animales con sistemas inmunes más débiles, como los humanos”.
Por infobae.com
Algo que se ve claramente con la pandemia de Covid-19.
Los científicos de la Universidad de California en Berkeley (UC-B), que publicaron este nuevo trabajo en eLife, emprendieron esta investigación por considerar que no es una coincidencia que algunas de las peores enfermedades virales que causaron brotes en los años recientes —síndrome respiratorio agudo grave (SARS), síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS), ébola, Marburgo— se hayan originado en murciélagos. Y al pasar a las personas resultaron devastadoras.
Hallaron que algunos murciélagos, incluidos aquellos que parecen ser la fuente original de las infecciones en humanos, tienen un sistema inmunológico perpetuamente preparado para montar defensas contra los virus, y rápidamente bloquean la acción de estos microorganismos en las células. Este mecanismo, que protege a los murciélagos, obliga a los virus a reproducirse a más velocidad para tener mejores oportunidades de infectar y sobrevivir. Así los murciélagos se convierten en “una reserva única de virus capaces de reproducirse rápidamente”, detalló Berkeley News, la publicación de UC-B.
Pero cuando estos virus migran a otros animales que no tienen un sistema inmunológico de respuesta rápida como los murciélagos, “los virus abruman rápidamente a sus nuevos huéspedes, lo cual conduce a tasas de mortalidad altas”.
“Algunos murciélagos pueden montar esta fuerte respuesta antiviral, pero también la equilibran con una respuesta anti-inflamatoria”, detalló a Science Daily Cara Brook, autora principal del trabajo. Se trata de una clave del fenómeno. “Nuestro sistema inmunológico causaría una inflamación generalizada si intentara con esta misma estrategia antiviral. Pero los murciélagos parecen singularmente preparados para evitar la amenaza de inmuno-patologías”.
Un factor que parece aumentar el riesgo de transmisión de murciélagos a humanos es la perturbación del hábitat: eso estresa a los animales y hace que diseminen más virus en su saliva, su orina y sus heces, con la consecuente posibilidad de mayor capacidad de infección de otros seres vivos. “El aumento de las amenazas ambientales para los murciélagos puede incrementar la amenaza de la zoonosis”, dijo Brook a Berkeley News.
“En síntesis, los murciélagos son potenciamente especiales a la hora de albergar virus”, agregó Mike Boots, especialista en ecología de las enfermedades y profesor de UC-B. “No es azaroso que muchos de esos virus provengan de murciélagos. Los murciélagos ni siquiera están muy estrechamente vinculados con nosotros, por lo que no esperaríamos que albergaran muchos virus humanos”, agregó.
“Pero este estudio demuestra cómo el sistema inmunológico de los murciélagos podría impulsar la virulencia que permite esto”, destacó sobre el trabajo que hizo con Brook, bióloga que también trabaja en un programa de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados del Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DARPA), Bat One Health, sobre la salud de los murciélagos y los vínculos entre su pérdida de hábitat y el paso de sus virus a los humanos.
“Como el único mamífero volador, el murciélago eleva su tasa de metabolismo al volar, hasta niveles que llegan al doble que logran otros roedores de similar tamaño al correr. En general, esa actividad física exigente, que provoca una aceleración notable del metabolismo, lleva a “un daño de tejidos por la acumulación de moléculas reactivas, principalmente radicales libres”, explicó Science Daily. Sin embargo, eso no les pasa a los murciélagos. “Para poder volar, parecen haber desarrollado mecanismos fisiológicos que limpian con eficacia estas moléculas destructivas”.
Eso podría explicar, a la vez, por qué los murciélagos tienen una expectativa de vida tan larga: ese mecanismo les permitiría limpiar todas las moléculas dañinas, incluso aquellas producidas por inflamación debida a diversas causas.
“Los animales más pequeños con un ritmo cardíaco más acelerado y un metabolismo más rápido suelen tener una vida más corta que los animales más grandes con un ritmo cardíaco y un metabolismo más lentos”, detalló el artículo, “presumiblemente porque un metabolismo elevado produce más radicales libres destructivos”.
Sin embargo, algunos murciélagos pueden vivir hasta 40 años, mientras que un roedor común de su tamaño vive sólo dos.
Esta contención de la inflamación que les permite destruir los radicales libres también parece reducir la inflamación relacionada con la respuesta inmunológica antiviral. “Un truco clave del sistema inmunológico de muchos murciélagos es la liberación de una molécula de señalización, llamada interferón-alfa, que le dice a otras células que ‘ocupen las estaciones de batalla’ antes de que un virus invada”, describió el texto.
A Brook le interesó establecer de qué modo sucedía eso. Realizó experimentos sobre células cultivadas de dos murciélagos y, como control, de un mono. Uno de los murciélagos, el egipcio de la fruta (Rousettus aegyptiacus), es un huésped natural del virus de Marburgo; el otro, el zorro volador negro (Pteropus alecto), alberga el virus Hendra.
El murciélago egipcio necesitó un ataque viral directo antes de transferir el interferón-alfa para inundar el tejido; en cambio, el zorro volador tenía previamente preparada la transferencia. El mono, en cambio, no producía interferón-alfa en absoluto.
“Cuando se les presentó virus que imitan al ébola y al Marburgo, las distintas respuestas de estas líneas celulares fueron sorprendentes”, agregó Berkeley News. “Mientras que la línea celular del mono terminó abrumada rápidamente por los virus, y por fin eliminada, un subgrupo de las células del murciélago egipcio se protegió con éxito de la infección viral gracias a la alerta temprana del interferón. En el caso del zorro volador la respuesta fue aun más exitosa, y la infección viral se redujo sustancialmente más”.
Además, esa acción pareció permitir que, al mismo tiempo, los agentes infecciosos vivieran más. Brook y Boots crearon un modelo para recrear los experimentos en una computadora. “Esto sugiere que tener un sistema de interferón realmente robusto ayudaría a que estos virus persistan dentro del huésped”, concluyo Brook.
“Cuando se tiene una respuesta inmunológica mayor, se logran estas células protegidas de la infección, por lo cual el virus puede aumentar realmente su tasa de replicación sin causar daños al anfitrión. Pero cuando se pasa a otro, como un humano, que no tenemos ese mismo mecanismo antiviral, podríamos sufrir una gran patología”.
Y si bien —recordaron los científicos— muchos de los virus pasaron a humanos con un intermediario animal (el SARS mediante la civeta, el MERS mediante los camellos, el ébola mediante gorilas y chimpancés, por ejemplo), “se mantuvieran extremadamente agresivos y letales al hacer su salto final” a las personas.