Ser venezolano en estos tiempos es sinónimo de resistencia, pero sobre todo de resiliencia. Hemos resistido y superado la represión de un régimen militarista y criminal, el éxodo, la crisis; y no tengo dudas de que pronto también superaremos el chavismo.
Hoy, nos enfrentamos a un obstáculo en nuestra lucha, pero sin perder el objetivo. En estos momentos tenemos que pelear con un enemigo invisible, si te toca y te contagias, te enterarás 10 días después. Nos toca ser disciplinados y superar la pandemia del Coronavirus (COVID-19).
¿Me preocupa? Por supuesto, soy un padre venezolano en un país que no cuenta con el servicio de agua constante, donde el porcentaje de niños con desnutrición ha superado el 100%, 14 de nuestros estados, según cifras de Caritas Venezuela; dónde las clinicas y hospitales no cuentan insumos desde hace años. Como político junto a otros dirigentes hemos denunciando la situación de precariedad que se vive en el sector salud, donde el único culpable es Maduro y su conglomerado criminal.
Los venezolanos no contamos con información epidemiológica, no sabemos cuántas enfermedades realmente hay en el país, los números de contagio o las dimensiones, no hablamos solo de COVID-19, hablamos de paludismo, fiebre amarilla, dengue, tuberculosis…
Es preocupante para todos, mirar como los usurpadores mienten en ruedas de prensa sobre el “ejemplar” estado de nuestros hospitales, mientras nuestros médicos llevan años luchando para salvar vidas con tan poco y nada de insumos (…) No por que sea algo que sorprende, pero si nos advierte el potencial peligro que corremos.
Sin duda alguna el peor virus que nos ha azotado como nación, es ese que está en Miraflores y lleva 21 años encerrando, persiguiendo, asesinando, masacrando y engañando a tantos ciudadanos. Ese virus llamado “revolución socialista” que nos condenó a sufrir la peor crisis de la historia, pues destruyó nuestro sistema de sanidad pública y la capacidad de que todos, como ciudadanos, pudiésemos superar esta tragedia con los medios necesarios.
El día que decidí ser servidor público, sabía a lo que enfrentaba, he tenido que hacer sacrificios y por eso hoy les escribo esto.
Hoy por hoy, quienes hemos decidido acompañar a nuestra gente en la crisis, tenemos un rol importantísimo, nos mantenemos en nuestras convicciones y objetivos, sólo que bajo un contexto diferente.
Debemos avanzar como ciudadanos, es momento de aferrarnos a Dios, a nuestra familia y a nuestras convicciones para superar esta pandemia de la mejor manera posible, pero también es momento de reflexionar, de entender que ninguna persona es una isla; la destrucción de nuestro sistema sanitario, la incapacidad de afrontar una crisis global y el autoritarismo del régimen, que encarcela médicos y periodistas sólo por denunciar, son la consecuencia de todo aquello que hemos enfrentado durante tantos años.
Los problemas políticos nos afectan a todos, y deben entender que una vez que superemos esta pandemia, estamos en la obligación moral de reafirmar nuestro espíritu de lucha, de comprometernos a hacer todo lo que sea necesario para eliminar al virus más letal de nuestra historia republicana: El socialismo del siglo XXI