La escena ocurre en una sala del Hospital Oñativia de Rafael Calzada, en el sur del Conurbano Bonaerense. Es como un ensayo general. Hay médicos clínicos, anestesistas, enfermeros, pediatras. Forman una ronda alrededor de una mesa pequeña en la que están apoyados los elementos necesarios: guantes, tubos, cables, barbijos, una bandeja cargada de utensilios. También hay un proyector que va complementando la explicación con imágenes que se reflejan en una de las paredes. Los que hablan, los que marcan el camino, son los kinesiólogos.
Por: Clarín
“Somos muchos los kinesiólogos que trabajamos en área cerrada, en salas de terapia intensiva, y quizá la gente no sepa bien qué es lo que hacemos”, advierten los encargados de ejercer una especialización que en estos tiempos de aislación por el coronavirus? cobra una importancia vital.
Esta semana, el ministerio de salud de la provincia de Buenos Aires llevó a cabo una convocatoria de personal adicional para los hospitales. Solicitaban 500 terapistas, 500 médicos generalistas y 500 kinesiólogos. “Esta última especialidad resulta clave cuando los infectados ingresan en etapa crítica y requieren tratamientos específicos para los pulmones y vías respiratorias”, explicaban.
En momentos en los que no hay tiempo y en espacios en los que cada detalle resulta imprescindible para evitar el contagio, los kinesiólogos ocupan un lugar central a la hora de abordar a pacientes que podrían estar infectados de coronavirus?.
Es por eso que en el hospital Oñativia elaboraron un protocolo a través del cual los kinesiólogos brindan a colegas de la institución una capacitación que incluye prácticas y simulación. Se trata de preparar a la mayor cantidad de personal médico posible para que pueda actuar en casos de emergencia. Prevenir en tiempos en los que ni lo especialistas se animan a establecer con seguridad cuándo se vivirá en Argentina el pico máximo de contagios.
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