El anuncio me recordó al viejo oeste. Esos letreros encantados, con el boceto de un facineroso barbudo y de mal talante, pegados a una pared. Debajo, un enorme remoquete de “Se busca” y un monto cuantioso de recompensa. Cuando escuché los cargos y las cifras enormes por las capturas, sentí un estremecimiento de alegría y unas ganas enormes por una fiesta jubilosa de cantina.
Un objetivo exacto. Un manojo de presos andantes. Una esperanza de dar por zanjado el asunto en un tiempo perentorio. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos se lo tomó en serio esta vez. Los naipes están muy claros sobre la mesa. Maduro y sus doce cabecillas tienen precio.
Se dieron por término las fantasías y los supuestos. No sé qué tan inusitadas puedan ser estas acusaciones. El dictador panameño, Manuel Antonio Noriega, recibió un trato similar y su destino fue ineludible. Esa fue la primera vez que un jefe de Estado en funciones era inculpado por un tribunal norteamericano. Esto no implica una acción militar como la de 1989. Muchos analistas desestiman el hecho y lo ven como parafernalia electoral de Trump.
Pero no es una provocación o una cortina atiborrada de humo. No son casuales las conversaciones intensas y continuas de Washington con los gobiernos de Colombia y Brasil en los últimos meses. Por eso sí lo veo como un cuadro de probabilidades. Maduro no es una estatua yacente, protegida de búnkeres inviolables. La tecnología bélica sabe cómo vulnerar los cerrojos más complejos. Por eso sí considero que, más pronto de lo considerado por algunos, las celdas esperan por un grupo de deshonestos, que ha sabido cómo hacer las cosas mal para su propio bien particular.
Narcotráfico y lavado de dinero. Tal vez en estos cargos no estén todas las culpas. Faltan tantas penurias nacionales, tantos sollozos intensos y tantas farsas dolorosas. Pero para este cometido parecen suficientes y necesarios.
Resultaron formidables los modos para exponerlo. Fue ceremonioso, intenso y formal. El cuadro con las fotos y las cantidades grandes por cada uno. Decir 15 millones de dólares por un solo hombre. Mofletudo, con rostro anguloso; con un mostacho insípido y una mirada perdida. Le sentará bien el color naranja y las guasas carcelarias.
El Cartel de los Soles dejará de alumbrar su camino brutal por el mundo. Tengo la fe enorme de que los fiscales norteamericanos emitieron sus imputaciones con sus neuronas en orden. Fueron enfáticos en que se harán esfuerzos para capturar a estos acusados, para luego adelantar las gestiones con los demás.
El fiscal general de EE. UU., William Barr, emitió una frase para la historia, tan real como contundente: “el régimen ha afectado demasiado al pueblo venezolano y ha corrompido todas las instituciones. Ellos se llenan los bolsillos con dinero del narcotráfico”.
Celebré a todo tambor la imagen expuesta. En el cartel aparecía el dictador, seguido por Padrino López, Maikel Moreno, Clíver Alcalá, Diosdado Cabello, Hugo Carvajal y El Aissami. Por éstos la suma es de 10 millones de dólares. También los no tan ignotos: Reverol, Motta Domínguez, Molina Molina, Joselit Ramírez, Nervis Villalobos, Vassyly Villarroel y Rafael Villasana.
Uno puedo olisquear traiciones al por mayor. Sí, resulta cierto que el entorno directo de Maduro no lo traicionará. Todos sus personeros devengan mucho más que esa cifra minúscula. El tráfico de drogas, el terrorismo y la corrupción les ha sentado bien. Pero 15 millones de dólares le vendría de perlas a un camarógrafo del canal del Estado, por ejemplo, y sin pegar un solo jonrón.
Imagino el rapto de cólera del usurpador ante la noticia. Sobraron las llamadas intensas a Cuba y su galimatías. Lo llamaron narcoterrorista. Ofrecen una recompensa a quien dé información para su captura. Sólo se atrevió a decir que la acción era “extravagantemente extremista”, como si vomitara un trabalenguas. Pareciera no salvarlo, ni las confusiones provocadas por el coronavirus.
Entretanto, Clíver Alcalá no esperó mucho. Se entregó a las autoridades de Colombia. Imaginamos que prepara sus mejores arpegios, para cantar con tonos robustos, los secretos más intensos de la tiranía. La DEA lo escoltó ante su interés de colaborar con las autoridades estadounidenses. Ya está en tierra yanqui para facilitar las cosas. Mientras, Simonovis asegura que existen personas cooperando para la captura de Maduro y facilitando información crucial.
Los más buscados deben tener el corazón en un hilo. Agazapados por sus propios delirios. No son acciones volubles esta vez, por parte de los norteamericanos. Hay un aire de determinación y virtuosismo. Veo todo más medido, irrevocable, minucioso, como parte de un plan. Se siente más implacable, revestido de un tiempo y de hipótesis irrefutables. Quizá vayan por su presa cuando las calles están solitarias por el coronavirus. Se les haría la tarea más sencilla. Pero los tiempos se acortan y se ve más luz en el camino.
MgS. José Luis Zambrano Padauy
Ex director de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571