Rosneft, uno de los más importantes aliados económicos del régimen de Caracas, dijo el sábado que decidió salir de Venezuela y vender sus activos al gobierno ruso, en una decisión vista como una maniobra de la petrolera para dejar atrás las sanciones de Estados Unidos y el riesgo político generado por su relación con el gobernante Nicolás Maduro.
Por Antonio María Delgado en El Nuevo Herald
La compañía, que es controlada por el gobierno ruso pero que pertenece en un 50 por ciento a inversionistas privados, dijo en un comunicado que había decidido vender la totalidad de sus activos venezolanos a una empresa controlada en un 100 por ciento al gobierno de Moscú.
La decisión pondría fin a la participación de Rosneft en cinco empresas filiales de Petróleos de Venezuela (PDVSA): Petromonagas, Petroperija, Boqueron, Petromiranda y Petrovictoria, además de sus compañías de servicios, comercializadoras y sus empresas de corretaje.
La decisión se produce en medio de las crecientes presiones de Washington para llevar a Rosneft a dejar de brindar alivio financiero al atribulado régimen venezolano. La compañía rusa llevaba meses ayudando a Maduro a esquivar las sanciones de Washington a PDVSA, vendiendo crudo venezolano en los mercados como su fuese suyo.
Esas maniobras de la petrolera rusa llevó a la administración del presidente Donald Trump a sancionar a dos de sus compañías filiales este año.
“Siendo una compañía pública internacional, tomamos una decisión que estaba en el interés de nuestros accionistas”, dijo el portavoz de Rosneft, Mikhail Leontyev, a la agencia de noticias Interfax “Ahora nosotros tenemos el derecho de esperar que los reguladores estadounidenses cumplan con la promesa que han hecho públicamente”.
La decisión fue anunciada horas después que el embajador ruso en Venezuela, Sergúei Melik-Bagdasarov, le asegurara a la vicepresidenta Delcy Rodríguez que Moscú sigue acompañando al régimen en momentos en que es desafiado por una coalición internacional liderada por Estados Unidos que acusa a Maduro de usurpar la presidencia.
“No se preocupen. Se trata del traspaso de los activos de Rosneft al gobierno de Rusia directamente. Seguimos juntos en adelante”, escribió Bagdasarov a través de su cuenta de Twitter poco después del anuncio.
Pero expertos dijeron que la decisión de Rosneft no solo resalta la decisión de la empresa rusa de desprenderse de los problemas generados por su cercanía a Maduro, sino que también genera dudas sobre la futura participación de Rusia en las operaciones petroleras de Venezuela.
Juan Fernández, ex vicepresidente de Planificación de PDVSA, dijo que Rosneft decidió separarse de Venezuela porque el costo de estar vinculado a Maduro ya era demasiado alto y corría el riesgo de ser aún mayor, particularmente ahora que la justicia estadounidense presentara cargos contra altos funcionarios del régimen por narco-terrorismo.
Con el anuncio de Washington, “ahora existe la probabilidad de que las sanciones a quienes estén realizando actividades con Maduro sean mayores, y eso implica para Rosneft problemas para poder operar en Europa”, opinó Fernández.
Rosneft, por otro lado, enfrenta sus propios problemas al estar Rusia enfrascada en una guerra de precios con Arabia Saudita que ha derribado los precios del petróleo hasta niveles alarmantes para la industria.
La empresa, siendo una compañía que se cotiza en bolsa, toma la decisión empresarial adecuada ante la dura realidad dentro del mercado petrolero, comentó desde Caracas el ex Viceministro de Finanzas, David Morán.
“Rosneft, con esto, se está separando de la novela geopolítica que Putin tiene montada en Venezuela (al respaldar a Maduro en desafío a Estados Unidos) para garantizar la estabilidad de sus operaciones”, dijo Morán al resaltar que el problema quedó ahora sobre el escritorio del presidente ruso, quien debe ahora salir a vender los poco atractivos activos venezolanos.
“Pero bajo las actuales circunstancias, con los precios del petróleo por el piso y el riesgo de sanciones que significa hoy operar en Venezuela, es dudoso que hayan compañías dispuestas a asumir los problemas que está abandonando Rosneft”, agregó Morán.
Fuentes de la industria han señalado que bajo el impacto de las sanciones, la guerra de precios en el mercado y la baja calidad del crudo venezolano, el régimen se está viendo obligado a vender el barril de petróleo muy por debajo de los costos de producción, en ocasiones a menos de $5.