Cuando en algún momento, la comunidad escolar de la Escuela Pública 9, en el vecindario de Prospect Heights de Brooklyn vuelva a las aulas, sentirán el vacío dejado por la maestra de tercer grado dominicana, Sandra Santos Vizcaíno, la primera docente hispana víctima del coronavirus en la Gran Manzana y uno de los 50 miembros del sistema de educación pública que han perdido la vida ante la pandemia.
“Siempre la extrañaremos con su alegría infinita en nuestros pasillos. Sandra hizo que todos se sintieran especiales, ella vivió para enseñar”, publicó Wanda Chong, en un gesto de condolencias a su colega que lamentablemente se empieza a replicar, con otros nombres, en diferentes espacios del distrito escolar de la ciudad de Nueva York, en donde el COVID-19 tampoco está teniendo pausas.
Al inicio de esta semana, el Departamento de Educación de la ciudad de Nueva York (DOE) confirmó la muerte de medio centenar de sus empleados, debido a casos asociados con la pandemia.
Se trata de una de las fuerzas laborales más grandes de la ciudad, y de acuerdo con los datos revelados, entre las víctimas hay 22 asistentes docentes, 21 maestros, dos administradores, tres oficinistas, un consejero y un trabajador del servicio de alimentos en diferentes centros escolares de los cinco condados.
No se divulgaron nombres, ni detalles sobre en qué escuelas habían trabajado los empleados, tampoco los agentes de seguridad escolar que pertenecen al Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York (NYPD).
“Todos hemos perdido algo”
En un comunicado en su página web, la Federación Única de Maestros (UFT) destacó que “sin excepción, todos hemos perdido algo durante esta pandemia, los estudiantes han perdido la posibilidad de aprender en las aulas, hemos perdido la libertad, pero las peores pérdidas, son las humanas”.
Michael Mulgrew, el presidente de UFT, informó a medios locales que los planteles que han perdido educadores, han tenido que pedirles a otros maestros que asuman al grupo de estudiantes afectados o que distribuyan a los estudiantes entre los docentes restantes.
“Es un momento muy traumático ya que los consejeros de duelo están trabajando a toda marcha. Realmente es un gran desafío hacerlo de forma remota. Nuestra gente está completamente abrumada en este momento”, aseveró Mulgrew.
El coronavirus ha cobrado un precio particularmente alto en los asistentes docentes, que representan solo el 19% de la fuerza laboral pero más del 44% de las muertes.
Las estadísticas en toda la ciudad, desde el 1 de marzo, reflejan que el virus ha asestado un duro golpe a las comunidades de color de bajos ingresos de la ciudad.
Para Seguir Leyendo sigue el siguiente link