No cabe la indiferencia y la postura cómoda que espera que otros hagan y protesten; mucho menos las actitudes cómplices de quienes en la sombra se benefician “y amarran al burro en dos palos“.
Hora de definiciones ante la panorámica que presagia muerte, desolación y ruina, pueblos que sufren los rigores de un régimen despótico, autoritario que amenaza y sojuzga para ocultar abusos de poder y peculado de uso.
La protesta del pueblo de Churuguara es el ¡YA BASTA! ante tanto cinismo y corruptela. Los productores en su justo derecho necesitan de la gasolina para trasladar sus productos a las comunidades y vecindarios que padecen hoy más que nunca de HAMBRE, SED de agua SED de justicia.
La escasez de la gasolina los puso en evidencia notable, se abrieron las compuertas de la corrupción, la venden en la moneda del Imperio que rechazan; se la prodigan con honores a sus correligionarios y tienen disposición relevante los uniformados de alto rango que saben cómo venderla y con quien distribuirla. La voracidad de acaparar divisas les convirtió en poderosos. Los generalatos amasados con incondicionalidades rodaron por los suelos; con todo y prosapia exhiben un mando que se les volvió bagazo desechable.
María Bello se hace eco del dolor de su pueblo Serrano, de Edgar Flores que por esos juegos del azar es nieto de alguien que fué dueño de la Bomba de Gasolina que por años brindó servicios al pueblo que lo vió nacer.
Cuando los pueblos despiertan reaccionan con bríos de echar al suelo tiranías implacables y no hay fuerza capaz de detenerlos.