Las consecuencias psíquicas del confinamiento, que sufren cerca de 4.500 millones de personas en el planeta, preocupa a los profesionales de la salud mental, que piden que se dé más atención a este problema.
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“Se esperaba una prolongación del confinamiento, pero la noticia va a decepcionar profundamente a mucha gente”, dice Linda Bauld, profesora de salud pública de la Universidad de Edimburgo, tras el anuncio, el jueves último, de la prolongación tres semanas más del “lockdown” en Gran Bretaña.
“Las consecuencias indirectas se acumulan”, prosigue, antes de recordar que “recientes estudios muestran un aumento preocupante de la ansiedad y de la depresión” en la población en general.
La constatación se repite en todos los países sometidos a esta medida drástica, que las sociedades modernas habían olvidado.
En Francia, un consorcio de unidades de investigación, entre ellas la Escuela de Altos Estudios de Salud Pública, inició el COCONEL (COcoronavirus y COnfinamiento Estudio Longitudinal) con un millar de personas.
Un estudio longitudinal es una investigación que observa durante muchos años al mismo grupo de personas.
Al término de la segunda fase, que salió el 8 de abril, antes del anuncio de la prolongación de otro mes del confinamiento en vigor desde el 17 de marzo en Francia, “el 37% de los investigados presentaban indicios de angustia psicológica”, sin variación notable con la primera fase publicada en marzo.
“La comparación con los últimos datos recabados en la población general en 2017 sugiere un deterioro de la salud mental durante el confinamiento. Si esta situación se prolonga todavía varias semanas podría favorecer la aparición de patologías psiquiátricas severas y un aumento de la necesidad de recibir atención médica cuando concluya el confinamiento, para el que conviene prepararse”, advierten los investigadores.
– Muy afectado –
La misma preocupación existe en Estados Unidos, donde “más de un tercio de los estadounidenses (36% dicen que el coronavirus afecta seriamente a su salud mental”, subraya la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en una carta dirigida el 13 de abril al Congreso.
En ella alertan del riesgo de que haya “todavía más estadounidenses con necesidad de tratamiento psiquiátrico” y reclaman más inversiones para las necesidades inmediatas “y para el periodo de recuperación”, sobre todo para teleconsultas y acceso a la atención médica.
En Gran Bretaña también hubo un “llamado a la acción”, firmado el jueves por 24 profesionales en la revista Lancet Psychiatry, que coincidió con el anuncio de la prolongación del confinamiento en el país. Los profesionales reclaman, en particular, que se refuerce la vigilancia del impacto psicológico que genera la epidemia, que es mayor, según los sondeos, al propio miedo a caer enfermo con el virus.
“Aislamiento social creciente, soledad, preocupación por la salud, estrés y hundimiento económico: las condiciones están reunidas para socavar el bienestar y la salud mental”, resume uno de los firmantes, Rory O’Connor de la Universidad de Glasgow en una conferencia telefónica. “El problema es demasiado importante para ignorarlo, tanto en términos humanos como de impacto social más amplio”.
De hecho, los médicos “empiezan a ver la incidencia tanto en pacientes ya seguidos como en los nuevos”, dice el profesor Antoine Pelissolo, jefe del servicio de psiquiatría del hospital CHU Henri-Mondor, en la región parisina. “Y vamos a tener otras complicaciones, así como las consecuencias psicosociales de la crisis que seguirá, que generarán, sin duda, angustia”.
– Alucionaciones –
Por tanto, lo que está en juego es la ayuda profesional a la salida de la crisis.
“La desestigmatización es fundamental”, dice Anne Giersch, directora de la unidad de neuropsicología en la Universidad de Estrasburgo. “Por ejemplo, hay un vínculo entre el aislamiento y las alucinaciones. Cuando se presentan ciertos síntomas, parece normal ir a consultar por un infarto, ¿por qué no en psiquiatría?”
Para ello, hay que tener acceso fácil a la atención médica. Desde el 23 de marzo, el Sindicato de Psiquiatras Franceses (SPF) pide “que se faciliten los medios necesarios (para) asegurar la prevención, al igual que la continuación de la atención médica”.
La crisis podría ser “la ocasión para tratar de ver cómo podríamos partir de una manera diferente sin tener que esperar meses para obtener una cita”, espera su presidente Maurice Bensoussan. La SPF trata de “poner en marcha un vínculo más estrecho con la medicina urbana, desarrollar prácticas colaborativas” y estar “disponibles para responder a nuevas demandas” y “preparar el poscovid”, resume.
AFP