Venezuela enfrenta una situación fiscal explosiva. Los precios del petróleo luego del acuerdo de la OPEP lejos de recuperase se han desplomado hasta alcanzar la cesta venezolana el 17 de abril el irrisorio valor de US$13 por barril, con el cual no se cubren los costos de producción, situados en promedio cerca de US$ 27 por barril.
Adicionalmente, según la OPEP la producción de Venezuela disminuyó en marzo 100.000 barriles diarios con relación a febrero, con lo cual la extracción de crudos se ubica en apenas 600.000 barriles por día. La combinación de precios a la baja y la caída en picada de la producción ha determinado la desaparición del ingreso fiscal petrolero por cuanto los costos exceden los ingresos que genera la producción. Es la primera vez que ello ocurre en Venezuela. Claro, todo dependerá de la futura evolución de los precios petroleros por cuanto la producción no luce factible de que se recupere en el mediano plazo, porque las inversiones requeridas actualmente no se podrán realizar porque todas las empresas petroleras están cortando los gastos y PDVSA no tiene flujo de caja para apuntalar la producción.
El mejor estimado de ingresos petroleros por exportaciones petroleras para 2020 se sitúa en US$ 4.500 millones, cifra esta inferior a los costos de producción. Las exportaciones no petroleras de acero, aluminio y productos petroquímicos desparecieron hace varios años. Otras exportaciones privadas no petroleras con seguridad van a disminuir debido a los problemas de la falta de electricidad, de gasolina y en general por un entorno donde la economía mundial está demandando menos productos.
Los fondos disponibles de los entes multilaterales para proteger a las economías en aprietos, están cerrados para Venezuela porque Maduro acumuló cuentas por pagar y está en default y además no es reconocido como presidente. La banca privada no le va a prestar a un régimen que no paga la deuda. Por su parte, las remesas se han reducido a menos de la mitad.
Dirijamos la mirada a los socios de Maduro. China está muy expuesta en Venezuela con una deuda acumulada de más de US$ 15.000 millones que no sabe cómo va a cobrar. También es probable que China entre en recesión debido a la pandemia del Covid-19 y por tanto sus exportaciones disminuirán. Ciertamente puede aportar algunos fondos pero nunca como antaño.
Rusia, que ha tenido un manejo fiscal responsable y acumuló fondos en divisas, ha sido fuertemente golpeada por la caída de los precios de los hidrocarburos adicional a los recortes de producción. Por tanto, no luce viable que pueda aportar los recursos de a un fisco urgido de moneda extranjera. Con Turquía no se cuenta. Su moneda está deprimida y enfrenta una severa restricción de caja.
Así las cosas, es probable que el mecanismo de última instancia a la mano para Maduro, sea vender el oro del BCV aprovechando los precios favorables del metal. El BCV con certeza va a acelerar la emisión de dinero para enjugar el déficit fiscal. Pero queda otra carta: la privatización de áreas como la venta de gasolina, que si bien no aporta divisas si impide que estas salgan, y otras empresas hoy en manos del Estado. Llegamos así a una paradoja: Maduro el privatizador de lo que Chávez estatizó.