Tras casi dos meses de haber detectado el primer caso de COVID-19, Costa Rica aún no tiene contagio comunitario, registra la tasa de mortalidad más baja de América (0,81 %), más recuperados que casos activos y ha conseguido avances científicos en el estudio y el tratamiento del virus.
A pesar de los buenos números y al descenso de la curva del virus, las autoridades insisten en la necesidad de mantener las estrictas medidas higiénicas y restrictivas.
A continuación las claves de Costa Rica para sus buenos registros, que incluyen solo 733 casos positivos y 6 muertos hasta este sábado.
– UN SISTEMAS DE SALUD PÚBLICO UNIVERSAL
A pesar del debate político recurrente para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Costa Rica cuenta con uno de los mejores sistemas de salud a nivel internacional, según informes especializados.
La universalidad del sistema garantiza que la gente tenga acceso gratuito a las pruebas del COVID-19, siempre y cuando cumplan con los parámetros establecidos para considerar a alguien como caso sospechoso.
En Costa Rica, país de 5 millones de habitantes, el sistema público cuenta con 29 hospitales, así como clínicas y una pequeña área de salud prácticamente para cada barrio llamados Equipos Básicos de Atención Integral (Ebais) que son el primer escalón en la atención de salud.
El ministro de Salud, Daniel Salas, ha explicado que esta red ha permitido dar un seguimiento diario personalizado a los pacientes de COVID-19 y también ha evitado que el país tenga transmisión comunitaria del virus, pues prácticamente la totalidad de los casos cuentan con su nexo epidemiológico identificado.
Para atender la pandemia la CCSS acondicionó un centro de rehabilitación para convertirlo en un hospital con 88 camas dedicado exclusivamente a atender pacientes con COVID-19.
Sin embargo, ese hospital ha estado prácticamente vacío ante los pocos casos.
– MEDIDAS FUERTES Y A TIEMPO
Apenas detectó sus primeros casos, en dos turistas estadounidenses, Costa Rica comenzó a tomar decisiones. La más fuerte el cierre de sus fronteras para los extranjeros, un duro golpe para el sector turismo, uno de los motores de la economía del país y que prevé un caída del 27 % para el 2020.
Costa Rica no ha establecido una cuarentena generalizada, pero sí ha ordenado restricciones a la circulación de vehículos, el cierre de bares, discotecas, cines, gimnasios, y la operación con capacidad disminuida de restaurantes, tiendas y otros pequeños negocios.
A partir del 1 de mayo y debido al descenso en la curva de casos activos, el Gobierno ha comenzado a reabrir con limitaciones algunas actividades como las de los gimnasios, los salones de belleza, los talleres mecánicos y los cines.
– UNA POBLACIÓN QUE HA HECHO CASO
El ministro de Salud, un médico de 43 años y experto en epidemiología, se ha convertido en figura con un discurso directo que ha calado en la población y que a veces se asemeja a un regaño.
“¡Ocupo (necesito) que reaccionen, por favor, reaccionen!”, fue una de las frases del ministro que más popular se volvió cuando Costa Rica apenas comenzaba a enfrentar la pandemia y las autoridades abogaban por quedarse en casa.
Salas ha felicitado en varias ocasiones a la población por acatar, en su mayoría, las medidas de prevención y de restricción, aunque el lunes después de Semana Santa expresó su disgusto por ver a mucha gente en las calles.
El presidente de la CCSS, Román Macaya, ha sido otra de las figuras con sus apariciones casi diarias en las conferencias de prensa, y una de sus frases más recordadas es “nos preparamos para lo peor, para escenarios que nadie quiere”.
Esta frase la soltó a inicios de abril cuando confirmó que la entidad había comprado 3.000 bolsas para cadáveres.
– LA CIENCIA AL FRENTE
El Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica, creado hace 50 años, se especializa en el desarrollo de antivenenos de serpientes que exporta a diversos países en el mundo, y está aplicando esa técnica para crear un suero para tratar a pacientes graves de COVID-19.
El suero se desarrollará con plasma donado por pacientes recuperados, pues el organismo de esas personas genera una inmunidad (resistencia) al virus.
El estatal Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas (CENIBIOT), que está llevando a cabo una investigación que tiene como fin elaborar pruebas propias para la detección del coronavirus.
Por su parte, el estatal Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa), consiguió por primera vez en la historia del país secuenciar el genoma de un virus humano: el del SARS COV-2, que causa el COVID-19.
Este avance permitirá saber si el virus presenta mutaciones en el tiempo, generar información que puede ser útil para desarrollar vacunas, para conocer la dinámica y la diversidad de la población viral, las rutas de transmisión en el país, entre otros usos.
EFE