La realidad superó con creces la ficción. Nadie se preparó para esta tormenta. Ahora aparece la sensación de vulnerabilidad e incertidumbre en nuestro paisaje. Es como un encuentro con el final de nuestro ritmo y estilo de vida y la preparación para uno nuevo. El planeta deportivo se replantea su futuro y una “nueva normalidad”. ¿Cuán profundo serán los costos y cambios que se avecinan?. ¿Cómo se podrá reactivar y recuperar el modelo del negocio deportivo después del COVID-19?. ¿Cómo podemos aprovechar esta pandemia para re-impulsar el deporte?. Nuestras mentes mas elevadas no pueden permanecer confinadas. Hay mucho en juego.
La inagotable pasión. A nivel de aficionados se estima que más de la mitad de la humanidad sigue o practica algún deporte. Su impacto en la economía y el empleo –directo e indirecto- es muy significativo y puede representar hasta el 2 % del PIB de un país. El Foro Económico Mundial (2018) estimó el valor global de la industria deportiva en 471 billones de dólares. Es un motor fundamental para la economía mundial y una de las principales maquinas de entretenimiento. Los deportes individuales y colectivos –profesional, amateur y recreativo-, se han convertido en todo un fenómeno mercantil, con un crecimiento exponencial que lleva mas de 25 años. Es una pasión, un entretenimiento universal, que genera locura, fanatismo y a la vez un negocio gigante. En estos momentos parados, esperando para regresar.
Como dato interesante, para entender la estructura y dimensión de los ingresos en riesgo, según estudio realizado por la empresa Deloitte (2015), el futbol europeo de las 5 principales ligas, genera ingresos en el orden de 20.000 millones de euros al año, proveniente de 3 fuentes: 1) de la taquilla de los partidos, un 22% del total; 2) de los derechos televisivos, un 45%, donde se benefician los clubes y cadenas de televisión; y 3) de todo lo relacionado con la publicidad, el patrocinio y el merchandising, los cuales llegan a representar alrededor de un 33% de los ingresos. En este mercadeo, muchos clubes y marcas le sacan partido a la fama de sus jugadores. Este esquema es muy parecido en los otros deportes colectivos.
Reconfigurando las reglas del juego. El mundo entero se está reestructurando para hacerle frente a esta pandemia. La velocidad y profundidad de recuperación de la industria deportiva va a depender también de 2 variables fundamentales: uno, el control del virus y dos, la ayuda financiera que los respectivos gobiernos e instituciones puedan ofrecerle a los habitantes de cada país para reactivar sus negocios y la economía en general. El mundo deportivo y todos sus actores, se juegan la vida ante una perdida dramática de sus ingresos, empleos y perspectivas de una reactivación lenta y progresiva. Todo está interconectado. Se acabó la época de las vacas gordas y se estima una recuperación dentro de un período de dos a tres años.
En este contexto, y basado en los planes y pruebas de flexibilización del distanciamiento social controlado, que algunos países ya están comenzando a implementar, a continuación las posibles fases de esta “nueva normalidad”:
Fase 1 (1 a 12 meses). Bajo estrictas medidas sanitarias, la reactivación gradual de los entrenamientos y primeros encuentros deportivos estadales / regionales, va a variar por disciplina, región y país. Las individuales muy probablemente de primero y todos a puerta cerrada o sin público. Resultará extraño ver a los jugadores, como buenos actores que se deben a sus espectadores, jugar sin esa adrenalina a millón y sin la emoción, gritos y aplausos de sus hinchas. ¿Afectará su rendimiento y estado de ánimo?. Seguramente se adaptarán y darán el todo en la cancha, pero sin duda no habrá el beneficio psicológico de jugar en casa y afectará a los equipos de mayor afición.
Fase 2 (12 a 18 meses). Una vez aparezca la vacuna –aplicada de forma masiva-, la tecnología con los protocolos seguros de detección y control aunado a la reapertura de las fronteras, podremos volver a ver de nuevo a las grandes concentraciones de aficionados en los estadios y los eventos internacionales. El aforo irá aumentando paulatinamente en función de los resultados del control y proceso de vacunación. Esta fase se visualiza será progresiva y sin duda tendrá un gran impacto en los ingresos por taquilla de los accionistas y clubes, no obstante podrá abrirles la posibilidad de comenzar a facturar por derechos de transmisión y patrocinio.
Sobre las contrataciones. Posiblemente veremos el fin de la era de los altos montos por el fichaje de los jugadores. Muchos clubes acogiéndose a la cláusula de “Fuerza Mayor”, y de acuerdo al ámbito laboral de cada país, están renegociando condiciones con sus respectivos equipos y jugadores. Entre ellos: se han logrado acuerdos colectivos de reducción salarial y otros, sin mas remedio, despidos en su plantel. Asimismo, se plantea la extensión de los contratos pre-existentes, suspensión de las transferencias y reducción significativa en los montos por el fichaje de los atletas.
¿Qué pasará con los clubes o atletas que requieran y no reciban apoyo de sus respectivas federaciones u otros organismos?. Difícil predecir. Esperamos que la mayoría pueda sobrevivir. La historia nos ha demostrado que cuando estamos en situaciones extremas se aceleran los cambios, aparecen las innovaciones y nuevas soluciones a los problemas.
Mentes elevadas. Se trabaja a toda máquina para desarrollar la vacuna en tiempo record. Los científicos, laboratorios y líderes de las grandes potencias del mundo están trabajando con financiamiento importante y la posibilidad de saltarse algunas etapas para acortar los tiempos. Confiamos lo logren.
En paralelo también vemos a gigantes como Apple y Google, que se unen para desarrollar una tecnología de detección del virus. Según artículo publicado por la BBC Mundo, “los teléfonos inteligentes pueden ser utilizados para determinar rápida y automáticamente si alguien ha estado en contacto con alguien enfermo”. Igualmente señala “se respetará la privacidad y no se registrarían datos de ubicación GPS ni información personal. Esperan construir esta funcionalidad en consulta con las partes interesadas”, indicaron en un comunicado conjunto. Una vez esté disponible esta aplicación beneficiará también al deporte, especialmente para los espacios de alta concentración de personas.
Libertad en peligro. Cabe destacar que el tema de la privacidad y la tecnología, está sobre la mesa como un punto de alerta donde gobiernos autoritarios y otros con inclinación “tecno-totalitaria” quieran aprovecharse para convertirlo en un sistema dominante del tiempo venidero. Utilizarlo para controlar a su población con fines políticos y sociales.
Estamos en plena curva de aprendizaje y este confinamiento nos da la oportunidad de analizar y reflexionar a diario sobre nuestras vidas y sobre como veníamos haciendo las cosas en el ámbito deportivo. Nuestra visión debe estar puesta en lo que queremos construir. La mente es nuestro principal activo y debe ser libre para que pueda trascender. Esto nos debe servir como modelo y base para que todos seamos parte de la solución.
Ideas para impulsar.
Activar el trabajo colaborativo “en línea”. Este nuevo formato de teletrabajo, conexiones a distancia via Instagram, Zoom, webinarios, conversatorios digitales, etc, eran tendencias que ya existían y ahora se han establecido y se están acelerando. Aprovechémosla para conectarnos con todas aquellas personas afines de cada disciplina –y en cualquier parte del mundo- para comenzar a diseñar planes de reactivación con propósito. Un punto de partida puede ser entre los mismos miembros de los clubes y academias deportivas. Es el momento de estar unidos y buscar reducir al mínimo el impacto. Nos toca un momento de responsabilidad colectiva. ¡Mientras más seamos mejor!.
Invertir en el deporte base y las ciencias del deporte. Para esta nueva época de vacas flacas, la inversión en la formación integral y desarrollo del deporte base –desde los 8 a 16 años- luce la más acertada, con el mejor retorno y rendimiento a mediano plazo para los clubes y academias. Los altos salarios de los jugadores elite, ajustados y redirigidos a la ampliación de las canteras de formación, apoyados con las ciencias del deporte, promete una gran cosecha a futuro.
Promover alianzas y un liderazgo positivo. Una alianza y trabajo colaborativo entre el sector público y el sector privado puede ser un gran impulsor y ayuda. El estado puede contribuir con incentivos fiscales, capital semilla e infraestructura, mientras el sector privado del deporte se ocupa de la organización, mantenimiento y ejecución. ¡Hay que jugársela!.
Oportunidad para la responsabilidad social empresarial. En estos momentos hay que hablar de cómo ayudar a los clubes, a las asociaciones, a los atletas, entrenadores, árbitros y todos los que hacen vida alrededor del deporte, para sentar las bases para levantar y construir un mejor ambiente deportivo. Un proyecto bien estructurado y liderado, seguro tendrá cabida.
Encendamos entonces el motor de nuestra imaginación y aprovechemos estos días prolongados de confinamiento para impulsar / emprender ideas y proyectos con propósito. El deporte nos da las herramientas: el trabajo en equipo, el sentido de pertenencia, el nunca rendirse, el hacer lo valiente. Necesitamos elaborar un efectivo plan de acción, con la mirada puesta en la post pandemia, en lo que queremos lograr. Para ver el arcoíris detrás de la montaña y poder sentarnos en primera fila a disfrutar, entre amigos, un gran partido de la Champions o Grand Slam.
Luis Eloy Añez
Life Coach
Luiseloyanez@gmail.com