Brooklyn, el condado más densamente poblado de la ciudad de Nueva York, en las últimas semanas empezó a mostrar una curva ascendente en número de muertes por la pandemia del coronavirus.
Ya el pasado viernes desplazó a Queens, quien hasta ahora se mantenía como el condado de la Gran Manzana, en donde más se habían perdido vidas por la infección.
Los registros ubican a este distrito como el nuevo epicentro del COVID-19, con 4,705 decesos confirmados , superando a Queens en un centenar de muertes.
Además, de acuerdo con los registros estadísticos oficiales, en Brooklyn hasta este jueves 14 de mayo se concentraba el 27% del total de contagiados en la ciudad, apenas una diferencia de 3 puntos porcentuales con Queens. Semanas anteriores, la diferencia era de 8 puntos.
En el mapa del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York (DOHMH) están remarcados con un color más intenso tres áreas postales que corresponden a Borough Park, East New York y Mapleton, las localidades en donde la enfermedad viral más se ha ensañado.
En algunos vecindarios como Bushwick y Bedford Stuyvesant en donde más del 70% de la población es hispana, especialmente boricua, dominicana, mexicana y salvadoreña, la pandemia arrecia con un crecimiento más exponencial.
Algunos números lo demuestran. El pasado 2 de abril en el área de Bed-Stuy y sus seis códigos postales circundantes se precisaban 1,100 casos, ahora se reportan 6,321 en esos mismos vecindarios. Esto significa un aumento, de por los menos seis veces, en las últimas cuatro semanas.
Un caso peculiar: Borough Park
A finales de abril, en plena curva ascendente de casos de coronavirus en la Gran Manzana, el Alcalde Bill de Blasio alertaba sobre el peligro que significaba que se permitieran reuniones multitudinarias, como las protagonizadas por la comunidad judía ultraortodoxa, en un funeral en Williamburg, Brooklyn.
Esa escena reseñada con alarma por medios locales, no es ajena para centenares hispanos que se cruzan todos los días con estos grupos, en vecindarios en donde conviven con una cultura distinta, pero compartiendo la tragedia del ascenso de infecciones y de decesos.
El boricua, William Arroyo es un residente de Borough Park, un vecindario sembrado de sinagogas, pero también de comunidades hispanas de la clase trabajadora.
“Yo me he mantenido en aislamiento todo este tiempo, pero entiendo que hay mucha gente de la nuestra que tiene que salir a trabajar, porque no tiene otra opción y se han contagiado. Aquí todo ha sido muy complicado, uno sabe que hay muchos casos alrededor. Fíjate, los judíos no se cuidan. Siguen en reuniones, siguen su vida como si nada”, relata Arroyo.
Por su parte, el bodeguero dominicano Cándido Arcángel, también de Borough Park, cuenta que como comerciante ha extremado sus medidas de seguridad personal, para evitar contagiarse, pero especialmente el último mes, ha sabido de muchos clientes regulares que nunca más volverá a ver.
“Todas los días me vienen comentarios de gente que me cuenta que se le murió el hermano, se le murió la mamá o un vecino por el coronavirus. Muchos compradores de las calles cercanas, cayeron por la pandemia. Esto es aquí bastante delicado. Una cosa son las cifras oficiales y otra muy distinta la realidad. Hay gente que muere tranquila en su casa, prefiere no moverse”, relata Arcángel.
Apenas un 9.4% de los residentes de Borough Park son latinos, en este enclave tradicional de comunidades judías ultraortodoxas, el 77% de la población es blanca y es uno de los epicentros de la pandemia en toda la ciudad.
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