En diciembre de 2005, Flávio Donizete integraba el plantel del San Pablo que ganó la Copa Libertadores y la final al Liverpool del Mundial de Clubes. En aquel equipo había jugadores de la talla de Diego Lugano, Rogerio Ceni, Cicinho y Danilo, entre otras figuras cuyas carreras siguieron rodeadas de gloria, a diferencia de la suya que desbarrancó cuatro años más tarde.
En 2009, luego de haber sido cedido a clubes como Los Ángeles Galaxy de la MLS, terminó su contrato con el cuadro brasileño y a los 25 años conoció las drogas. Según contó este fin de semana al sitio Globoesporte, había ahorrado bastante dinero, ya tenía auto propio, había renovado la casa de su madre y decidió entonces disfrutar de algunos meses de libertad alejado de los entrenamientos. “Fue entonces cuando me volví adicto a la cocaína”.
Según explicó el futbolista, el primer año que conoció esa droga su consumo era moderado, pero con el tiempo se apoderó de él: “Comencé a perder todo lo que tenía. El dinero ahorrado solía destinarlo a comprar droga todos los días. Tomaba cocaína mañana, tarde y noche. Y comencé a perder el dinero que tenía en mi cuenta, las cosas que tenía…”.
Los amigos que había conocido en el ambiente de los clubes nocturnos se alejaron y solo su esposa, sus hijas y su madre se quedaron con él, algo que hasta el día de hoy lo sorprende porque reconoce que sus actitudes merecían el abandono. “Mi hermano tenía una gran alcancía y comenzó a ahorrar dinero porque quería cambiar su auto, comenzó a guardar solo billetes de 100 reales. Cuando todos se iban a dormir, iba allí y todos los días sacaba un billete con las pinzas y por la mañana me despertaba e iba a comprar droga. Llegaba a casa a eso de las seis, las siete de la noche porque el dinero se había acabado y, a veces, ni siquiera dormía, porque estaba absorto en las drogas. Y volvía a robar. Cuando mi hermano la abrió, la alcancía ya no tenía dinero”.
Para ese entonces no sólo su caja de ahorro estaba en cero, sino que varios de sus familiares desconfiaban de él y además había vendido objetos personales para conseguir algo de efectivo: “Incluso vendí una camiseta mía del San Pablo y la medalla de campeón. No vendí el auto, lo perdí porque no lo podía pagar. Fue financiado y el dinero que tenía que destinar para pagar las cuotas del automóvil se iba en cocaína”.
Con respecto a la medalla de campeón del Mundial de Clubes, contó que fue su primo quien consiguió a un posible comprador. Es así que acordó recibir 3 mil reales por la presea, aunque tiempo más tarde se enteró que su familiar la había vendido por 7 mil reales, por lo que lo había estafado. “Cuando la vendí, llegó el dinero y pasé casi todo el día consumiendo cocaína. En el primer golpe fueron mil reales de cocaína. Y la consumí en dos días. Sufrí un ataque, algo en el corazón… La adicción la sentí más fuerte, más fuerte. Cuanto más dinero tenía, más quería (drogas)”.
Finalmente, tras 10 años de adicción que lo llevaron a perderlo todo, su esposa lo convenció de internarse en una clínica para recuperarse de su enfermedad. Donizete tomó la decisión luego de que ella le plantease la separación definitiva y entonces comprendió que lo mejor era iniciar una sana recuperación que aún perdura.
Tras trabajar como albañíl, actualmente se desempeña como jardinero, ya que si bien se volvió a jugar al fútbol en la ciudad de Rio Branco, lo hizo de manera amateur. Mientras vive junto a su pareja y sus tres hijas en un departamento que alquilan, da conferencias con algunas ONGs para contarle al mundo las graves consecuencias de probar la cocaína. “Hoy trabajo y no es poco. Trabajo con alegría, hoy lo que me llamas hacer, siempre y cuando no sea para usar drogas, lo hago”.