El Gobierno francés llamó este miércoles a la calma para frenar la tensión que ha resurgido en el país tras la multitudinaria manifestación del martes, que acabó en disturbios, por la muerte de un joven negro al ser detenido por la policía en 2016.
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La portavoz gubernamental, Sibeth Ndiaye, dijo al término del Consejo de Ministros que «no hay violencia de Estado instituida en nuestro país. Hay una investigación judicial en marcha. Confiamos en la justicia para que presente todas las aclaraciones y si es necesario haya un juicio».
La protesta de este martes frente al Tribunal de París se convocó tras conocerse un informe forense que atribuye la muerte del joven Adama Traoré hace cuatro años en la gendarmería de Persan, al norte de la capital, a la brutalidad durante su detención.
Tras una persecución con la policía, el joven, de 24 años, fue detenido y reducido en el suelo con una técnica policial que, según la familia, le causó la muerte horas después, una hipótesis que choca con los peritajes realizados por la justicia, que apuntan a causas naturales.
«Su muerte fue un drama que suscitó una emoción legítima que años más tarde todavía está presente», admitió la portavoz del Ejecutivo, quien recordó que la protesta de ayer no estaba autorizada porque las grandes agrupaciones de gente pueden ser vector de transmisión del coronavirus.
EFE