Estimada Abril Sofía, te escribí para el momento de tu nacimiento consternado por el asesinato de cientos de estudiantes, hoy vuelvo a escribirte abrumado por constatar que, en medio de la lucha, acontece la dispersión de la civilidad frente a la unanimidad de la barbarie. Me aferro a ti y a la esperanza que me proporciona tu infantil y despreocupada sonrisa para dar cuenta de unas lecciones que me da el presente y que creo pueden ser de utilidad en el futuro. Hoy tienes tres años, está carta no es para la niña de hoy sino para la ciudadana del mañana. Para entonces, espero puedas respirar la libertad que hoy apenas podemos soñar.
Lección 1: Las dictaduras militares no actúan solas. Aunque se muestren todopoderosas, su soporte implican una vasta red de compromisos, alianzas y colaboradores, nacionales e internacionales que no descansan un día para desmoralizar y dividir a la población. ¿Sus herramientas? La censura, la autocensura, la propaganda de guerra y la intriga que acrecienta la desconfianza generalizada. Si la dictadura enfatiza odiarnos unos a otros, el combate debe ser respetarnos, considerarnos, tolerarnos y amarnos unos a otros. Romper los soportes de la dictadura implican sumar respaldos a la democracia y llegar allí supone justicia transicional, amnistías y una sagacidad negociadora clara en sus objetivos estratégicos pero flexible y adaptable a nivel táctico.
Lección 2: La organización colectiva será siempre superior a las individualidades en la lucha antidictatorial. Las dictaduras persisten en ambientes en los cuales los ciudadanos son reducidos o confinados a las 4 paredes de su casa o a la oscuridad de cada corazón. Los regímenes de fuerza disuelven sindicatos, ignoran a los gremios, ilegalizan partidos, prohíben reuniones, criminalizan las manifestaciones públicas pero, en contraste y de forma sinuosa, estimulan la individualidad, la personificación, si se ven obligadas a dar demostración de amplitud y diálogo, lo hacen con “personalidades” antes que con organizaciones. Nunca te dejes seducir por discursos anti partidos, anti sindicatos o anti gremios porque tal estrategia siempre tiene un beneficiario: la coalición dominante en el poder.
Lección 3: La uniformidad de los regímenes de fuerza es siempre aparente. Para explicarte eso recurriré a un ejemplo histórico, ¿Sabías que el cambio constitucional que permitió la reelección indefinida en Venezuela obligó a Hugo Chávez a tener que celebrar dos consultas en referéndum? Pues si, en el primer fracasado intento lo promovió envuelto en una intragable cantidad de otros cambios, a modo de camuflaje, pero en esa primera oportunidad la reelección indefinida era solo para el Presidente de la República y no para el resto de los funcionarios electos. Esta particularidad “enfrió” los apoyos de alcaldes, gobernadores y diputados del partido oficial y permitió la victoria del “No”. Las dictaduras aprenden de sus errores, el siguiente intento fue exclusivo para el deseo irrefrenable de continuidad. La “enmienda” se ofertó para todos los cargos de elección popular y, solo así, logró “uniformarse” la coalición dominante. De esa experiencia debes tomar, Abril Sofía, que la “uniformidad” de los regímenes de facto es solo aparente, detrás del velo de unanimidad, hay un archipiélago de facciones en conflicto eterno por el control total producto de un único tema de discusión relevante para ellos: la sucesión en el poder. Si he aprendido bien las enseñanzas de Nicolás Maquiavelo, lo lógico es estimular con persuasión, negociación y disuasión el que ese archipiélago sea visible para todos.
Lección 4: “Los medios justifican el fin”, según Albert Camus y tiene razón. Otro ejemplo histórico, Egipto, allí una dictadura militar de cuatro décadas fue sacudida por protestas estudiantiles y cívicas. En cuestión de semanas “La Primavera Árabe”, desprovista de medios institucionales para promover un cambio político pacífico, desembocó en un “pronunciamiento” militar que defenestró al envejecido dictador y se convocaron elecciones. ¿Los estudiantes y el resto de la sociedad civil fue protagonista? No. Dado que la única organización de carácter estable y de alcance nacional era un grupo, hasta entonces secundario en las protestas, llamado “Hermanos Musulmanes” fueron estos los que lograron conformar un gobierno con débil respaldo popular. El resultado de la no construcción de caminos institucionales para el cambio político y la desorganización de los grupos que lideraron la lucha antidictatorial condujo a una crisis política que posibilitó un golpe que restituyó la dictadura militar con nuevos actores. “Cachicamo trabaja pa’ Lapa”. La protesta siempre debe estimularse, es un deber y un derecho, ese escenario es la pasión viva del pueblo, pero si no se trabaja simultáneamente por construir caminos institucionales, legales y organizados para el cambio político toda esa pasión callejera puede frustrarse. Otros serán los protagonistas y el pueblo será coro en ese teatro.
Esta última lección es la más díficil de aprender Abril. Muy díficil. En mi época abundan los que sueñan con una invasión extranjera salvadora, con una “operación quirúrgica” contra los personeros de la dictadura, con un golpe de Estado, con una guerra civil o con una explosión social… cada locura más fantasiosa que la otra. Estoy convencido de que tales narrativas fueron estimuladas por los aparatos de propaganda del régimen, son un hecho y están allí, solo para impedir que se entienda que la restitución democrática implica elecciones, partidos políticos, libertad de expresión y participación ciudadana. Incluso en las peores circunstancias, las elecciones y el voto, con la amenaza, el miedo y la persecución a cuestas, con árbitros vendidos, con militares parcializados (y cualquier otra espeluznante condición que se te ocurra) es mejor vía tanto para la victoria popular como para la movilización de la población que cualquier conflagración apocalíptica. Si las dictaduras hacen tantos esfuerzos por ilegalizar a los partidos, censurar a la prensa y diseñar una oposición legal a la medida es porque sabe que las elecciones, por más controladas que sean, son rendijas para articular las demandas populares y el cambio político. Ser clandestino no es nada gratificante, créeme, la mejor forma de hacer política es con el rostro descubierto, lejos del anonimato, sin máscaras, con argumentos y en debate frontal. Revisa la fecha de esto que escribo, si el G4, la alternativa democrática real, es derrotada por la confluencia del régimen militar, la “mesita”, “los alacranes” y el “maricorinismo” y no se logran organizar unas elecciones con estándares mínimos propios de los comicios libres y justos, si todo termina con un simulacro electoral, con partidos ilegalizados, inhabilitación de dirigentes, prisión y exilio para los líderes de los partidos mayoritarios quizá aún tengas que lidiar en el 2040, cuando tengas 23 años, con el oprobioso régimen que ya hemos sufrido por dos décadas. Si por el contrario tenemos éxito y ocurre un cambio político por vía electoral, la post verdad y su negacionismo inherente, dirá que permitimos la impunidad con amnistías, que toleramos enclaves autoritarios, que no escuchamos a las “personalidades”, que lo correcto era, antes que votar, estrellar un tanque contra las puertas de Miraflores. Te cuento otro secreto Abril Sofía, aquí para que nadie más lo sepa: la destrucción del país inició con un tipo estrellando un tanque en las puertas de Miraflores. ¿Repetir la historia? ¡Sape gato!
Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica