Lo que se suponía que fuera un torneo benéfico en tierras balcánicas, con varios de los mejores jugadores del mundo desplegando su talento en Serbia, Croacia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina pese a la pandemia de coronavirus, terminó convirtiéndose en un escándalo mundial por el positivo de COVID-19 de Novak Djokovic, el de su esposa Jelena, y otras figuras del circuito ATP que han quedado en el ojo de la tormenta por participar de los partidos de exhibición y de una fiesta nocturna sin tomar las principales precauciones que se recomiendan en medio de esta crisis sanitaria.
Fue a principios de abril cuando el mundo entero comenzó a temerle a la propagación de un virus que puso en jaque al deporte mundial, cancelándose la gran mayoría de los eventos en todo el planeta, incluidos los del circuito profesional de tenis masculino y femenino. “Personalmente, me opongo a la vacuna contra COVID-19 para poder viajar”, dijo Djokovic por esas épocas de incertidumbre total.
Esa era la postura del número 1 del mundo, quien también criticó las “medidas extremas” que se iban a imponer en el US Open pero mientras tanto encabezaba las promociones y la organización de un torneo benéfico conocido como “Adria Tour”, con participación de grandes figuras como Alexander Zverev, Novak Djokovic, Grigor Dimitrov y Dominic Thiem, quienes además de jugar al tenis participaron de partidos de fútbol, uno de baloncesto y otras actividades de entretenimiento.
El pasado 12 de junio, en el complejo de tenis que tiene Djokovic a orillas del río Danubio, en Belgrado, se inició esta gira que prácticamente no conoció de protocolos para la prevención de los contagios del virus. Con mucho público y sin distanciamiento social, Nole llevó adelante un torneo que estaba avalado por el gobierno serbio –desde el 1 de junio se permitieron los eventos deportivos– pero en el que no se tomó ningún reparo pese a que hasta ese momento había más de 12.000 casos registrados de COVID-19 y 252 muertes en ese país.
A diferencia de cómo se desarrolla el fútbol en Alemania, Italia, España e Inglaterra, por trazar un paralelismo, en el Adria Tour de Djokovic fue habitual durante el desarrollo de los partidos ver a los jugadores darse abrazos o acercarse al público para tomarse selfies y firmar autógrafos.
El propio Nole recibió a sus colegas en el aeropuerto con afectuosos saludos y todos participaron de una fiesta nocturna en la que bailaron muy cercanos, sin mediar restricciones.
“Es difícil de explicar a la gente que la situación es diferente en América o en Reino Unido con respecto a Serbia y los países de alrededor. Obviamente desde el primer día de organización del Adria Tour, hemos estado siguiendo las reglas y las medidas que han sido acordadas por las instituciones de gobierno y las instituciones de salud pública. Así que hemos pasado por todo este proceso y el resultado ha sido fantástico”, se excusaba Djokovic ante las acusaciones.
A partir de allí todo fue cuesta abajo y muy problemático. Montenegro, país que se declaró libre de coronavirus el 2 de junio, desistió a la idea de ser parte del Adria Tour porque tenía restricciones vigentes para las personas provenientes desde Serbia. Luego Nikola Jankovic, el jugador de baloncesto del Partizan que acudió a las celebraciones, dio positivo por coronavirus. Y poco a poco los contagios aparecieron en el tenis.
Grigor Dimitrov abandonó la competición con claras muestras de fatiga y síntomas febriles. “Se sintió cansado y tuvo fiebre el día anterior de su partido. Después de jugar por la mañana, tenía que jugar otro partido por la tarde y no pudo. Es cuando decidió volver a Mónaco y hacerse ver por los médicos”, dijo Georgui Stoimenov, su agente, en diálogo con la TV de su país.
Dio el puntapié inicial de la ola de contagios junto a Borna Coric. Le siguieron Viktor Troicki, Marko Paniki –preparador físico de Djokovic– y Kristijan Groh, entrenador del jugador búlgaro. Todos ellos y también algunas de sus esposas encendieron las alarmas para un Novak Djokovic que dejó rápidamente Zadar para viajar a Belgrado, donde se sometió al test y se confirmó que era positivo.
Ahora todos están en el ojo de la tormenta y han recibido recriminaciones de sus colegas. “Espero se recuperen rápido amigos, pero esto es lo que pasa cuando no se respetan todos los protocolos. Esto no es una broma”, criticó ferozmente el australiano Nick Kyrgios. “Es una lección para todos. Una vez empiezas a celebrar eventos masivos con gente que viene de todos los países, tienes los ingredientes para que haya un brote del COVID-19?, agregó el británico Andy Murray.
Aunque el más duro en sus palabras fue el tenista brasileño Bruno Soares, miembro del Consejo de Jugadores de la ATP que preside el propio Novak: “El resumen para mí de eso es el ‘Show del horror’. Enorme irresponsabilidad, inmadurez gigante. Creo que fueron descuidados. Es una situación mundial que, por más buena que sea, incluso en el Polo Norte, sin ningún caso, no saldrás de fiesta, show musical, aglomeración y publicación en Instagram. El mínimo respeto por todo lo que está sucediendo en el mundo”, disparó en una nota con el medio de su país GloboEsporte.
De esta forma, lo que era un evento para llenar el espacio en el calendario por el coronavirus y que parecía una fiesta con 4.000 aficionados diarios, terminó agravando la crisis. Y no se trata solo de los jugadores, había también un centenar de personas de la organización en contacto con ellos. El COVID-19 puede sumar más personas a su lista, además de las estrellas del tenis. “Lamento muchísimo cada caso individual de infección. Espero que no complique la situación de salud de nadie y que todos estén bien”, rogó el actual número 1 del mundo en la carta que publicó para explicar lo ocurrido.