Los caminos de las pasiones son inexplicables. De qué otra manera podría entenderse que un líder revolucionario ruso de 58 años y una joven y prometedora artista mexicana de 29 se encontraran en un mundo siempre hostil, dominado por las guerras y en pleno proceso de transformación histórico para vivir un intenso romance. Cuando la realidad supera a la ficción: Frida Kahlo se convirtió en un ícono de la moda, del feminismo y del arte; el nombre de León Trotski evoca en este presente globalizado, capitalista y pandémico firmes convicciones comunistas. La historia los unió y ellos decidieron agregarle una página apasionada.
Por Clarín
Trotski fue uno de los grandes pensadores y líderes de la revolución rusa de 1917. Nacido en el seno de una familia judía de bajos recursos (su padre era un granjero analfabeto) fue enviado a Odesa a vivir con su primo. Allí recibió educación formal y se convirtió en un lector voraz. Al finalizar la secundaria organizó a los trabajadores de la fábrica de su tío: fundó la Liga Obrera del Sur de Rusia y fue el editor del periódico Nuestra causa. No tardó en caer en prisión. Fue en el exilio siberiano que se dedicó a leer a Karl Marx, pero fue la obra de Lenin ¿Qué hacer? lo que lo impulsó a fugarse en 1902.
Conoció a Vladimir Lenin en Londres y en París a quien sería su segunda esposa, Natalia Sedova. Volvió a Rusia donde se convirtió en una de las figuras del Sóviet de San Petersburgo. Cayó en prisión y nuevamente fue desterrado. Escribió 1905 y Resultados y perspectivas, en 1907, ese año, en Coyoacán, México, nació Frida Kahlo.
H?ija de un inmigrante alemán nacionalizado mexicano, fue la tercera de cuatro hermanas. Además, tenía tres hermanas mayores del primer matrimonio de su padre. En 1904 la familia se mudó la emblemática Casa Azul, en el centro del Distrito Federal, un punto geográfico central en esta historia de amor. Fueron las enfermedades de ambos lo que fortaleció los lazos entre Frida y su padre. Y también la fotografía.
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