En la cuarentena que en Venezuela mantiene a los niños en casa desde hace más de tres meses, por primera vez una narradora de cuentos, un grupo de danza infantil y un profesor de trompeta enseñan su oficio en clases online.
Las bailarinas que tenían lista la presentación para una sala de teatro de Caracas recrean los juegos a niñas y mamás dos veces por semana en la pantalla. También un músico, trompetista de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, envía y recibe notas de voz por whatsapp de sus alumnos que viven en otras ciudades y antes viajaban una vez al mes a la capital para ensayar.
A la par, la cuentacuentos graba historias que lee en su balcón y las envía en videos a madres, abuelas y colegios que la contratan para animar a los niños durante el confinamiento.
En los tres casos la idea de mudarse a la pantalla se produce en medio de las dificultades del país sudamericano, donde cerca de la mitad de los hogares no tiene conexión, según cifras oficiales del 2017, la velocidad de Internet es baja y hay también cortes de luz.
Pero los artistas decidieron batallar con las fallas del mundo online preocupados por la ausencia de juegos que abran espacio a la imaginación de los pequeños y frente a la incógnita de cuándo podrán reencontrarse en grandes salas de concierto o a la sombra de los árboles.
“Jamás había hecho algo digital. Todo lo hacía en la calle”, apuntó Nury Delgado, de 53 años, que con su organización “La rana encantada” lleva más de una década narrando cuentos infantiles con el apoyo de librerías y promotores culturales.
Para Carmen Pérez, de 51 años, directora de la agrupación Imagirodanza, con cuatro años de fundada, la cuarentena planteó un reto: reiventarse “para no dejar de tener sentido”.
“Esperamos empezar las clases en octubre (…) y si esto se agrava tenemos la alternativa de comenzar en enero”, asomó el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, en una entrevista en junio en el canal estatal. En las últimas semanas los casos por coronavirus en el país subieron por encima del centenar al día.
LOS QUE QUEDAN ATRÁS
Desde marzo, cuando comenzó la cuarentena nacional, los estudiantes siguen su aprendizaje a distancia, pero de acuerdo con Cecodap, una organización local que defiende los derechos de la niñez, es posible que 40% de los alumnos no tengan acceso a diario a algún tipo de telecomunicación que les permita recibir contenidos educativos y culturales en línea.
“El juego para los niños no es una banalidad”, advirtió el psicólogo Abel Saraiba, coordinador adjunto de Cecodap.
Privar de juegos y cultura a los niños por las restricciones de la pandemia limitará el aprendizaje, según el especialista, y las actividades online son un paliativo para mitigar los efectos del confinamiento en su desarrollo.
“Habrá muchos niños que se quedarán atrás en la emergencia, excluidos de la escuela y de los contenidos culturales en línea”, apuntó.
El equipo del Museo de los niños, que en Caracas tiene 37 años de fundado, se animó a abrir por primera vez un canal de whatsapp para difundir audio cuentos de forma gratuita. También promocionan charlas y experimentos en redes sociales.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), incluyó entre las recomendaciones durante la cuarentena que los padres dediquen un tiempo al día a jugar con los hijos.
Una sábana en la espalda fue suficiente para que niñas y madres se imaginaran siendo pájaros en la clase de danza que impartía Pérez frente al computador. El músico Luis Alfredo Sánchez consiguió más de 8.000 vistas en Instagram al video donde toca diferentes trompetas para interpretar la canción introductoria de la película Star Wars.
La cuarentena, según el trompetista de 33 años, demostró que el aprendizaje virtual es viable y al igual que otros artistas observa que niños y padres empiezan a ver las clases online como una opción para aprender dibujo, baile o un instrumento musical.
“Todo se detuvo” con la cuarentena, dijo el también director musical de varias bandas de artistas venezolanos. “Decidí ayudar a los alumnos para que al menos la música no pare”. Reuters