Los padres Gustavo Albarrán y José Francisco Araguren, ambos en la frontera venezolana, rechazaron -a través de un comunicado- las acusaciones del régimen de Nicolás Maduro contra venezolanos retornados.
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“No son bioterroristas, son nuestros hermanos. Personas vulnerables en edad de adultos, jóvenes, niños y hasta ancianos que buscan desesperadamente sobrevivir. Y que necesitan se les dé socorro”, reza parte del texto.
De igual forma, pidieron al padre Numa Molina que se retracte del calificativo de “bioterrorista” que utilizó par referirse a miles de personas que buscan desesperadamente sobrevivir a la pandemia.
A continuación, el comunicado íntegro:
El Nula 16 de julio de 2020
Día de la Virgen del Carmen.
Nuestro saludo y bendición para todos.
Somos el Padre Gustavo Albarrán, jesuita, Párroco de El Nula, Municipio San Camilo, territorio de frontera permanente (a toda hora y a todo instantante) entre Venezuela y Colombia. Y el Padre José Francisco Aranguren, jesuita, vicesuperior de los jesuitas del Táchira y encargado del Decanato del Medio Universitario de la Universidad Católica del Táchira. Somos simplemente curas en la frontera, intentando servir a nuestro pueblo.
COMUNICADO
NO SON BIOTERRORISTAS, SON NUESTROS HERMANOS, SON HIJOS DE DIOS. Y ESO TIENE QUE BASTAR
1.- Rechazamos totalmente la calificación de bioterroristas* que algunos del gobierno están dando a los hombres y mujeres que atraviesan nuestras fronteras, a través de trochas, buscando sobrevivir al covid-19 y a la crisis social y económica.
No son bioterroristas, son nuestros hermanos. Personas vulnerables en edad de adultos, jóvenes, niños y hasta ancianos que buscan desesperadamente sobrevivir. Y que necesitan se les dé socorro.
Pedimos públicamente a nuestro hermano de religión y congregación, el Padre Numa Molina, a quien apreciamos, que se retracte del calificativo de bioterrorista dado por él a los miles de personas que buscan desesperadamente sobrevivir a tan terrible pandemia.
1ro) Porque sea de la nacionalidad, color, condición social, orientación sexual o confesión religiosa QUE SEA, toda persona merece ser tratada con respeto y hay que salvaguardar su dignidad humana y su integridad física y moral.
2do) Porque calificar de bioterroristas a los que huyen del covid-19, es matarlos en vida al exponerlos a todo tipo de violación de sus derechos más básicos. Es culparlos de delito de guerra. ¿Vamos a condenar a muerte a una persona por pasar nuestras fronteras por trochas, buscando sobrevivir?
¿Qué es lo que hay en la mente y el corazón para calificar de bioterrorista a una persona?
2.- También rechazamos totalmente la presión de algunos hermanos sacerdotes y de algunos laicos en las redes, que, a partir de la calificación detestable de bioterroristas dada por el P. Numa, han volcado todo su dolor o su furia o su rabia en escritos, denuncias o manifiestos ante este hecho.
No hay en este tipo de reacción mesura alguna, ni profundidad de reflexión ni mucho menos sensatez.
Pedimos públicamente a nuestros hermanos sacerdotes, laicos, laicas, etc., que han ejercido esta presión, que jamás olviden quiénes son en la fe católica, a la hora de sus denuncias o exigencias, porque, en lugar de ser parte de la solución, pueden estar pasando a convertirse en parte del problema.
1ro) Porque, el que una persona (de la condición que sea) cometa un delito o haga un disparate por grave que sea, no justifica que actuemos idéntico a como actuó la persona en cuestión. Así no actúa un cristiano. ¿Acaso lo nuestro es la ley del talión, la de ojo por ojo y diente por diente? Ante cualquier situación por difícil que sea, no podemos perder la mesura.
2do) Porque presionar a los Jesuitas por la actuación del P. Numa, es muy injusto, irresponsable y, puede que sea, tan horroroso como lo que se critica al P. Numa. Decimos horroroso, porque a simple vista se capta que estamos en riesgo de *dejar salir los demonios que alberga el fondo de nuestro corazón.
¿Qué espíritu es el que está moviendo tales reclamos y tales reacciones? ¿Ese tipo de reacción es Evangélica?
Finalmente:
Son muchos los problemas que tenemos que afrontar y muy graves las consecuencias de estos problemas. Más aún, nos tememos que todavía no se ha manifestado de modo fehaciente las terribles consecuencias de nuestra crisis en Venezuela ni las consecuencias de esta pandemia tan devastadora. Por tanto esta realidad nos necesita como curas muy sensatos, muy dispuestos y sobre todo muy sabios.
Por todo lo dicho:
1) Pedimos y esperamos de nuestro hermano, el P. Numa, que se retracte de tamaña infamia contra nuestro pueblo indefenso que cruza las fronteras.
2) Pedimos y esperamos de nuestros hermanos curas y laicos, que haya más y mejor discernimiento y no cualquier reacción, por mucho dolor o indignación que se tenga, ante cualquier situación compleja que se tenga delante.
3) Pedimos y esperamos que Dios y la Virgen del Carmen, en estos tiempos tan difíciles, nos ENSEÑEN, ILUMINEN Y BENDIGAN.
Firman
P. Gustavo Albarrán SJ
P. José Francisco Aranguren SJ