Junto a Leonardo Guzmán y otros compañeros, anduvimos por varios años recorriendo de punta a punta el estado Anzoátegui Fue un destacado dirigente que ocupó, todavía joven, las más altas posiciones regionales del partido al que después renunció.
Finalizó sus estudios superiores, y, a la postre, cumplió con responsabilidades estadales y también nacionales en el Colegio de Ingenieros. Activó en otra organización política, teniendo por contexto una entidad federal tan compleja y también violenta.
Fueron muchas las vicisitudes y procesos compartidos, incluyendo el intento de descalabrar la corriente más inequívocamente opositora, firme y decidida, a la que pertenecíamos. Versamos en torno a dos décadas tejidas por las más intrincadas circunstancias, en cualesquiera puntos cardinales del país. Sin embargo, debemos hacerle un fundamental reconocimiento a su honestidad a toda prueba.
En efecto, apenas comenzaba a masificarse la práctica, quizá teniendo por punto de partida al estado oriental, un ex – gobernador se cansó de ofrecerle unos buenos reales en forma indirecta, directa y directísima. En una oportunidad, volviendo de El Tigre, vía Barcelona, tropezamos con el poderoso personaje en la vía y – sencillamente – lo mandó y lo mandamos al larguísimo carajo, por cierto, como otros – por entonces y después – no lo hicieron, transándose por cuatro lochas.
En otros tiempos, hubiese tenido arreglo un sencillo problema odontológico, pero – en estos más recientes – se tradujo en un coma diabético y José Daniel se marchó a la eternidad. Siempre lo recordaremos como ejemplo de lealtad y absoluta honradez, sencillez y oficio.