Los venezolanos tenemos que cambiar para que todo cambie. Nuestra actitud tiene que inducirnos a métodos, conductas o estrategias diferentes a las convencionales hasta hoy. Los paradigmas tienen que ser otros. La forma de dirimir conflictos entre las partes no puede ser bajo el esquema de transiciones electorales como ocurría en tiempos pasados, simplemente porque estamos frente una organización criminal. No es una dictadura gorilesca de clásico corte cuartelario, como las enfrentadas en otros tiempos. Ni es la disputa entre partidarios electoralistas de tendencias distintas por el relevo de gobierno. Por ello debemos forzosamente romper algunos espejos en los que nos hemos estado viendo durante las últimas dos décadas. Esto es clave para formularnos las preguntas correctas y construir las respuestas asertivamente.
Paradigmas y dilemas con los que el régimen ha colonizado a la “oposición” y, más grave aún, al país e incluso a la opinión pública internacional.
Vamos a mapear algunos de estos conceptos que la NarcoTirania ha puesto en el escenario: “Los problemas de Venezuela los resolvemos los Venezolanos”, “No podemos abandonar los espacios conquistados”, “ las respuestas solo pueden ser electorales, porque es lo único que sabemos hacer”, “El 5 de Enero del 2021 vence la legítima AN, si no logramos salir de Maduro, de aquí a allá, nos jodimos”, “La culpa es de x, porque no hizo tal cosa”. “¿Si la salida no es electoral, cuál es?”. En fin, toda esta “dialéctica” es desesperanzadora y nos conduce a la desesperanza inducida, no aprendida, inducida.
Vamos al grano. Salir del círculo vicioso es cambiar de paradigma, es observar las cosas desde un ángulo distinto. Es mutar del lenguaje bélico al civilista. Es deshacernos del GPS manejado por el G2 cubano para colonizar la opinión pública de los ciudadanos y ponernos a repetir como loros sus mentiras con el propósito de derrotarnos política y moralmente. Hacernos sentir que todo esfuerzo es en vano y por tanto no vale la pena. Una de las técnicas más efectivas es ponernos a nosotros mismos a repetir las mentiras del régimen como si fuesen propias, como si nacieran de la “oposición”. Otra manera recurrentemente utilizada es la del “contra reloj”; marcarnos la agenda y ponernos la camisa de fuerza del cronómetro del NarcoMadurismo. Para dar respuestas efectivas debemos cambiar de actitud. Es acusarlos a ellos en lugar de incriminarnos nosotros. Es evaluando cuyuntural, local y focalmente cada situación sin que eso signifique un registro sismológico en nuestras filas. Es no dilematizarnos. Se trata de construir escenarios, prever acontecimientos, elaborar estrategias, enmendar con tácticas, suturar heridas.
Cambiar el paradigma es no asistir al fraude. Y la respuesta a él, no es otra que construir el escenario de la continuidad constitucional de la Asamblea Nacional a propósito de la ruptura del hilo constitucional. Este escenario a construir desecha el dilema de cronos de intentar sembrar la idea que todo se acaba el 5 de Enero del 2021 con una nueva AN. Con esto el NarcoMadurismo intenta recuperar la legitimidad perdida dentro y fuera del país y, con esto, apropiarse de los bienes recuperados por la República, hoy en resguardo de la AN y la administración de la Presidencia interina.
Esta continuidad constitucional nos tiene que conducir a otro nivel de la lucha: el de evolucionar de Gobierno interino a Gobierno de Emergencia Nacional, para continuar cosechando éxitos y avanzando en el accidentado pero nada infructuoso camino del cese de la usurpación que nos hemos propuesto.
De hecho, no son pocos los logros alcanzados por la legítima AN y su Gobierno Interino presidido por Juan Guaidó. Destacando en primer lugar la deslegitimación de Maduro como Presidente y a su vez evidenciarlo como ilegítimo y dictador, desconocido por más 60 países del mundo libre. Ese solo hecho no es magia, es política. No siendo suficiente esto, hemos obtenido el reconocimiento de esos mismos países, de Guaidó como Presidente Interino y la AN como único poder legítimo de nuestra Venezuela. Esos dos hechos nos conducen a otros escenarios construidos a partir de ellos: el que nos reconocieran en la OEA como legítimos representantes del país, el que nos admitieran embajadores designados por el legítimo Presidente Guaidó en esos mismos países que antes no reconocieron, el recuperar a Citgo como patrimonio activo de PDVSA y poderlo administrar para que no se la remataran a los rusos, el poner en resguardo del saqueo a Monomeros del Caribe o la CVG internacional.
Más contundente aún, evitar que el NarcoMadurismo se apropiara indebidamente del oro en reserva que Venezuela conserva en Londres. Hemos logrado avances innegables en el cese de la usurpación a los que tenemos prohibido renunciar: las sanciones a cientos de enchufados, las órdenes de captura a miembros de la banda del NarcoMadurismo, las confiscaciones de cientos de millones de dólares en propiedades de miembros de ese cartel, la identificación y captura de testaferros y arquitectos financieros de esas operaciones fraudulentas y criminales de estafa, lavado de dinero, tráfico de minerales en conflicto y, sobre todo, del oro de sangre.
Hemos visualizado hasta incriminar y criminalizar toda la red terrorista que se oculta tras el Arco Minero de la muerte al sur del Orinoco, incluso con pronunciamientos contundentes por parte de la alta Comisionada Michell Bachelet para los DDHH de la ONU.
Nuestra legitimidad ha dado pie para visualizar pronunciamientos y sanciones sin precedentes en la Unión Europea y Suiza, a toda la red criminal que comprende y gira entorno al NarcoMadurismo. Sancionar a sus criminales es uno de los éxitos más notables que hemos logrado hasta ahora. En eso destacan EEUU, Canadá, la Unión Europea y Suiza. Que todos los capos del Cartel hoy tengan órden de captura, búsqueda y recompensa es parte de esta orfebrería política. No faltará quien alegue que eso no es obra de Guaidó y debo debo decir que es desafortunadamente cierto, ojalá hubiese sido solo obra de Guaidó, pero lamentablemente no es así. Eso nos ha costado a todos los venezolanos miles de muertos, heridos, mutilados, centenares de presos, torturados y asesinados. Millones y millones de venezolanos en diaspora, exilio o destierro. Generaciones enteras expropiadas de pasado, presente y futuro; años de esfuerzo familiar y personal.
Todos estos logros de hoy son el resultado de más de dos décadas de tragedia, que hacen del país una tierra arrasada. Peor que el lastre dejado por aquel Atila que asoló nuestro pueblo, llamado Boves. Por eso insisto en que no es magia. Nada de esto nos los regalaron. Que tengamos insatisfacciones por aún no coronar con el derrocamiento del narcomadurismo, lo entiendo. Pero que claudiquemos prestándonos para el fraude es absurdamente inadmisible. Inaceptable no evolucionar en la ruta de la continuidad constitucional de la AN. Injusto no convertir esto en Gobierno de Emergencia Nacional. Incorrecto no hacerlo en UNIDAD. Es un despropósito mezquino y desacertado cambiar de jinete en este momento. Poco apropiado hacer cálculos personales, grupales o subalternos. Venezuela merece una dosis de desprendimiento, de altura de mira, de privilegiar la estrategia y no otros intereses.
Américo De Grazia
Amantea Italia 20 de Julio del 2020.