Comercios familiares en Venezuela se reinventan para sobrevivir al impacto del coronavirus

Comercios familiares en Venezuela se reinventan para sobrevivir al impacto del coronavirus

En Venezuela muchos negocios familiares se han visto obligados a reinventarse para sobrevivir al complejo panorama planteado por el Covid-19, que llegó en medio de la difícil situación económica que ya venía atravesando el país.

Por Carolina Alcalde / voanoticias.com

María Claudia Castillo y su esposo Luis Andrés Adalfio son propietarios de La Nostra – Boutique Culinaria, un pequeño restaurante de comida italiana artesanal que ofrece pastas y salsas congeladas, así como otros productos en Barquisimeto, a unos 400 km al oeste de Caracas, donde la escasez de gasolina se agudizó en medio de la implementación de las medidas de confinamiento en marzo.

Lo más complicado para la pareja ha sido “adaptarse a la situación” que enfrenta el mundo entero pero que en Venezuela presenta particularidades, y a las restricciones de movilidad, lo que también impacta en los tiempos de traslado de los ingredientes con los que están acostumbrados a trabajar.

Actualmente no pueden recibir comensales, pero siguen atendiendo a sus clientes pues implementaron el envío a domicilio o la posibilidad de retirar los productos en el local y aprovecharon la coyuntura para concretar un proyecto que tenían en mente pero que por falta de tiempo no habían podido ejecutar: generar una línea de productos gourmet.

“Ya lo teníamos en nuestro proyecto a futuro, pero gracias a la pandemia y gracias a que nos tuvimos que reinventar tuvimos que acelerar ese proceso y nos ayudó muchísimo a pensar bien en cada uno de los productos y a su vez comenzamos a tener alianzas comerciales súper buenas con algunos bodegones donde nos solicitaban nuestros productos, al principio las pastas congeladas y las salsas pero ahora son más”, detalla María Claudia.

La pareja de emprendedores destaca cómo la aplicación de un supermercado en línea, así como Instagram, red social que maneja directamente María Claudia, han sido “herramientas bastante útiles” para impulsar sus productos.

“Constantemente publicamos qué hacemos, los clientes nos escriben por ahí, nos preguntan qué tenemos disponible, ha surgido esa comunidad muy bonita a distancia”, relata María Claudia.

Además, estos emprendedores explican que las limitadas posibilidades de trabajar ha llevado a muchas personas con alguna habilidad culinaria a sacar provecho de la destreza de manera positiva, lo que les ha generado competencia “sana”.

“Gracias a esa competencia sana surgen más ganas de querer sacar nuevos productos para estar todo el tiempo a la vanguardia, te obliga a querer renovarte con el tema de la presentación de tu producto, que no solo sea un producto de calidad sino que la presentación también enaltezca lo que el cliente está adquiriendo”, comenta Luis Andrés.

Familia de farmaceutas

Lo primero que hizo la familia De Lucca para manejar la coyuntura planteada por el COVID-19, cuando iniciaron las medidas de confinamiento en marzo, fue implementar una serie de protocolos para ocuparse de la seguridad de los empleados y clientes de Pharmatencion, una cadena de farmacias en Caracas.

Pierina De Lucca, representante de la empresa familiar, destaca que van ajustando y perfeccionando los protocolos adecuándose al curso de la pandemia.

De Lucca destaca que debieron reajustar la adquisición de inventarios para adaptarse a las necesidades de los ciudadanos y adecuarse para ofrecer el servicio de envío a domicilio, así como otras alternativas para facilitar el acceso a los productos, colaborando así con la posibilidad de mantener la cuarentena.

“Esto fue un proyecto muy bonito para nosotros porque como empresa familiar tradicional no habíamos incursionado en las redes sociales, entonces nos llevo a un viaje de revisión de quienes somos, de cómo decirle a nuestros pacientes, a nuestros clientes que estamos disponibles”, sostiene De Lucca.

Para evitar la propagación del Covid-19, el gobierno en disputa implemento un sistema denominado “7 + 7”, que consta de siete días de cuarentena “radical”, periodo en el que solo los sectores esenciales, entre ellos alimentación o farmacéutico pueden laborar, y siete días de flexibilización que incluye a otros sectores no considerados prioritarios.

Pero para lograr sobrevivir económicamente y corriendo el riesgo de enfrentar sanciones, muchos comercios que no son considerados de primera necesidad siguen trabajando durante las semanas de cuarentena radical a través de redes sociales y/o con previa cita a puerta cerrada.

Consultado por la Voz de América, Felipe Capozzolo, presidente de Consecomercio aseguró que alrededor del 30% de los comercios están enfrentando severas dificultades para lograr cubrir sus “costos y gastos, entre ellos la nomina” y se está viendo un proceso acelerado de migración de “la formalidad hacia la informalidad”.

“Se han creado unas barreras importantes que era una lucha que teníamos de derrumbarla para los emprendedores, para llegar a ser empresarios, las barreras ahora son más altas que nunca para que un emprendedor pueda soñar con tener una empresa”, sostuvo Capozzolo.

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