El primer ministro australiano, Scott Morrison, dijo que su país lucha contra un fuerte rebrote de COVID-19 en la ciudad de Melbourne, por ello, mantendrá sus fronteras internacionales cerradas de forma indefinida.
El gobierno de Morrison cerró sus fronteras en marzo pasado al inicio de la pandemia del nuevo coronavirus, y restringió la entrada al país a los residentes y ciudadanos australianos, quienes deben cumplir una cuarentena de 14 días en hoteles designados bajo una estricta vigilancia.
«Las restricciones a las llegadas internacionales en Australia se mantendrán en su forma actual. Esperamos que, en algún momento, eso pueda ser alterado. Pero ahora no vamos a poner más presión en las cuarentenas en todo el país y se mantendrán en vigor durante algunos meses», explicó Morrison en rueda de prensa en Camberra.
A raíz del rebrote de COVID-19 en Melbourne, que comenzó a finales de junio pasado y que se atribuye a un incumplimiento de la cuarentena en los hoteles de los viajeros internacionales, se cerró dicho aeropuerto.
El aeropuerto de Sídney, el más grande del país, ha impuesto un límite de 350 pasajeros por día, mientras que otros como Perth y Brisbane permiten entre 70 y 75 entradas internacionales diarias, además de cobrar unos 2.166 dólares por las cuarentenas en los hoteles.
EFE