Los habitantes de uno de los barrios más pobres de Beirut, Karantina, ubicado cerca del puerto de la capital libanesa, aún se están recuperando de la devastadora explosión que destruyó sus hogares y mató a los vecinos. Uno de los supervivientes, Johnny Khawand, nacido hace 40 años en esa zona de la ciudad, recuerda los gritos de una de las víctimas de la catástrofe, Claudette Halabi, de unos 70 años, que estuvo pidiendo auxilio desde debajo de los escombros de su casa a lo largo de una hora antes de morir, recoge Reuters.
“Seguimos escuchando los gritos. Escuché su voz. Pero no pudimos hacer nada. Todavía duele”, confesó Khawand. Su edificio también resultó derrumbado por la explosión, llevándose la vida de cuatro de sus habitantes.
“Estoy en una pesadilla de la que no puedo despertar. Todavía no puedo creer que esté mirando el ataúd de mi madre”, dijo el hijo de la mujer, George Halabi. “Es un crimen contra todo el Líbano”, aseguró, agregando que su progenitora “sobrevivió a la guerra”. Muchos residentes de la zona afirman que el estallido causó más daño en pocos segundos que la guerra civil del Líbano, que duró desde 1975 hasta 1990, en 15 años.
El dinero enterrado
Una semana después de la explosión, que mató al menos a 172 personas, hirió a miles y destruyó distritos enteros, los vecinos de Karantina están empleando sus esfuerzos en encontrar el dinero para poder reconstruir su barrio, que forma parte de una ciudad sumergida en un colapso económico, que no cuenta con la ayuda del Gobierno.
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