El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, rendirá este martes su segundo informe de Gobierno con una crisis económica y sanitaria sin precedentes, mientras arrastra las cargas del pasado y recicla viejos éxitos.
El mandatario, quien prometió la llamada cuarta transformación de México, ahora afronta la pandemia de COVID-19, que ha dejado casi 600.000 casos y cerca de 65.000 muertos, además de una contracción histórica de 18,7 % del PIB en el segundo trimestre del año.
Estamos “en una crisis profunda, pero lo importante es que vamos a salir rápido”, dijo este lunes López Obrador en su conferencia matutina desde el Palacio Nacional.
Pero en su informe de Gobierno, que se entrega cada 1 de septiembre al Congreso, el presidente mostrará que “no tiene ningún plan”, afirmó Valeria Moy, directora general del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“No ha hecho nada al respecto y eso es muy preocupante. Entonces creo que ese es el principal reto porque cuando hablamos de la situación económica no es únicamente una caída del PIB, es cómo cambia la realidad para la mayoría de los mexicanos”, apuntó la economista en entrevista con Efe.
REZAGO ECONÓMICO
El Banco de México estimó tres escenarios posibles en los que la economía mexicana podría contraerse desde el 8,8 % hasta 12,8 % por la crisis del coronavirus.
Pero el PIB ya había caído 0,3 % en 2019, el primer año de la Presidencia de López Obrador, quien acumula una contracción del 3,7 % en los primeros seis trimestres de su gestión, mencionó José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
“Esto no es solo COVID, es lo que mencionábamos desde el principio, de la necesidad de reactivar a la economía mexicana porque el COVID lo que hizo fue exacerbar tendencias que ya eran previsibles”, detalló el especialista.
De prometer tasas de crecimiento al 4 % y sacar a millones de personas de la pobreza, ahora López Obrador tendrá que esperar hasta finales de 2022 para que la actividad industrial vuelva a niveles de 2018, consideró De la Cruz.
Para este año, el IDIC pronosticó el cierre de 10 % de las unidades económicas totales y una tasa de desempleo del 6 %.
LA CORRUPCIÓN
El presidente espera ganar fuerza de los casos de Emilio Lozoya, exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) acusado de recibir sobornos de Odebrecht, y de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad detenido en Estados Unidos por nexos con el Cártel de Sinaloa.
Pero Valeria Moy lamentó que, en vez de procurar la justicia, López Obrador opte por ventilar imágenes en sus ruedas de prensa matutinas.
“Me parece bien preocupante porque se está litigando en medios y en la opinión pública, no se está haciendo un proceso judicial como debería hacerse, estamos viendo un espectáculo”, criticó.
Además, la imagen del mandatario está salpicada por los nuevos vídeos que muestran a su hermano Pío mientras recibe dinero de David León, extitular de la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC).
El presidente argumentó que, a diferencia de sus adversarios, no es corrupción porque eran aportaciones del pueblo para su movimiento.
“Es muy lamentable, ahí el presidente tenía una oportunidad de oro de verdaderamente deslindarse y de mostrarse diferente, como él mismo lo ha dicho”, manifestó la directora del IMCO.
VIOLENCIA SIN FRENO
López Obrador, que en campaña esgrimió el lema “abrazos, no balazos”, también tiene pendiente resolver la crisis de inseguridad, con un saldo de casi 60.000 homicidios y más de 1.500 feminicidios en su administración.
El mandatario ha capturado a capos, creado la Guardia Nacional y reconocido la intervención del Comité contra la Desaparición Forzada de las Naciones Unidas (CED).
Pero familias de las víctimas y de los más de 75.000 mexicanos desaparecidos se mantienen escépticas.
“Esperemos que de verdad las promesas se cumplan y se llegue a dar solución a los casos y a las investigaciones, y también que no se repitan, que se haga todo un trabajo de prevención”, expresó Lucía Díaz, coordinadora de Colectivo Solecito, que busca a desaparecidos del oriental estado de Veracruz.
AFERRADO AL PASADO
El presidente, elegido con 53 % de los votos, inició su gestión con niveles de popularidad superiores al 70 %.
Por ello, en un comercial presumió que siete de cada 10 mexicanos respaldan su cuarta transformación, aunque encuestas recientes de los diarios El Universal y El Financiero colocan su aprobación cercana al 56 %.
El mandatario ha insistido en reciclar viejos éxitos, como la “rifa” del avión presidencial, la austeridad, becas y pensiones, y el rescate de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“Me gustaría ver algo más enfocado hacia el futuro, dejar de pensar en este país de los 70 y donde vamos a ser un país petrolero otra vez”, consideró Valeria Moy.
José Luis de la Cruz también expresó su deseo de un plan más concreto para rescatar la inversión.
“Lo que se esperaría y lo que sería deseable es contar con un programa de reactivación económica que tenga como elemento central un programa de infraestructura”, señaló. EFE