La historia del narcotráfico en México está ampliamente ligada al Cártel de Guadalajara, la primera organización criminal que dominó el comercio de drogas a gran escala. Sus tres fundadores, todos de Sinaloa, también fueron los primeros narcotraficantes que movilizaron a distintos gobiernos para lograr su captura.
Rafael Caro Quintero “El Narco de Narcos”, Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto” y Miguel Ángel Félix Gallardo eran en la década de los ochenta tres de los hombres más poderosos de México que lo mismo se codeaban con la alta sociedad que con la clase política.
Sobre el Cártel de Guadalajara siempre existió la idea de que la cabeza era Félix Gallardo, a quien incluso se le llegó a conocer como “El Jefe de Jefes”, en referencia a que era el que movía todo y tenía los mejores contactos en las más altas esferas.
El cártel se volvió uno de los más poderosos de México gracias a su relación con los cárteles colombianos por un acuerdo con el narcotraficante Juan Matta-Ballesteros.
Hasta ahora siempre se ha señalado que “Don Neto” habría aportado a la organización criminal su experiencia para traficar drogas gracias a sus contactos en Estados Unidos y Colombia, además de ayudarlos a aterrizar las ideas. Sin embargo, Héctor Berrellez, ex agente de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) aseguró en entrevista con Infobae México que el poder real dentro del cártel siempre fue Ernesto Fonseca, quien incluso tenía acceso hasta donde Félix Gallardo no podía entrar.
Berrellez coordinó en México en la década de los ochenta la llamada operación “Leyenda” que inició en 1985 y culminó en 1989 con la detención de Miguel Ángel Félix Gallardo, que para entonces era uno de los mayores traficantes de cocaína en el mundo.
La operación se puso en marcha luego del asesinato del ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, con el objetivo de capturar a los culpables del secuestro, tortura y muerte de “Kiki”. Como primeros sospechosos estaban Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero.
Berrellez señaló que una de las grandes dificultades para realizar investigaciones en México es el nivel de infiltración del narco que desde entonces ya existía en las corporaciones policiacas y en las más altas esferas del poder.
“(Los narcos) se sentían protegidos, cómo los van a arrestar si el mismo presidente los protegía, pensaban que eran impunes, al igual que los de la CIA”, dijo en entrevista.
El verdadero “Jefe de Jefes”
Berrellez detalló que los tres fundadores del cártel estaban resguardados por muchos agentes locales y de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), cada uno tenía su equipo de guardaespaldas.
El que daba las órdenes, aseguró, era “Don Neto”, quien además había impuesto a la organización los viejos códigos del narco.
“Las reglas eran que no se metían con los ciudadanos y si las rompían se veían las caras con él”, dijo.
“El que tenía todos los controles era el viejo Fonseca, iba a Los Pinos y yo sé que testigos fueron a escoltarlo a Los Pinos”, señaló Berrellez, quien causó polémica tras participar en la docuserie The Last Narc (El último infiltrado) en la que incluso el ex guardaespaldas de “Don Neto” asegura que dos ex presidentes de México se sentaban a consumir drogas con él.
Gracias a estas relaciones, el día de su detención le pidió a sus hombres que se entregaran, porque pensaba que todo estaba arreglado. Incluso siempre que se presentaba en la rejilla de prácticas aparecía sonriente y haciendo la señal de amor y paz.
“Don Neto”, nació en Badiraguato, Sinaloa, el 1 de agosto de 1930, es tío de los narcotraficantes Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos” y Vicente Carrillo Fuentes “El Viceroy”.
Autoridades estadounidenses señalaron que fue durante una fiesta navideña en 1984, organizada por “Don Neto” y a la que asistió Caro Quintero, donde se planeó el secuestro y asesinato de Camarena Salazar, quien había logrado infiltrarse en la organización criminal. Sin embargo, la DEA lo tenía en el radar desde 1982 cuando descubrió sus operaciones de lavado de dinero en San Diego.
Fonseca Carrillo junto con Caro Quintero fue sentenciado a 40 años de prisión por el asesinato y secuestro de Camarena y del piloto Alfredo Zavala Avelar.
Después de permanecer 30 años en prisión, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le otorgó el beneficio de que cumpliera el resto de su condena en prisión domiciliaria, un recurso que se otorga a reos que ya cumplieron la mayor parte de su condena, en avanzado estado de edad o con problemas severos de salud. Ahora se encuentra casi ciego y con cáncer de colón.