Para la inauguración del túnel de la Línea el viernes hubo una fiesta en Colombia, pero lo que se celebró es la terminación de un parto tortuoso.
Daniel Pardo || BBC MUNDO
“Vamos a festejar un proyecto que debió haberse terminado hace al menos 15 años”, dijo Germán Pardo, presidente de la Sociedad de Ingenieros. “No debemos ver esto desde la épica, hay que verlo como una pasión de Cristo, porque fue un proceso muy sufrido”.
Desde hace al menos un siglo ha existido en Colombia la ambición de atravesar la Cordillera central y así conectar el centro del país con el océano Pacífico.
Con ello se abriría una puerta comercial hacia Asia para un país de enorme potencial exportador, se evitarían parte de los accidentes que ocurren a diario por tener que subir hasta el pico de la montaña y se les ahorraría tiempo, mucho tiempo, a los colombianos que fueran por tierra al occidente del país.
Solo hasta el siglo XXI el Estado lo apostó todo a la construcción de este túnel, pero han sido 11 años de atrasos, escándalos de corrupción y espera, mucha espera.
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