Pacientes con emergencias sufren para recibir atención médica en Anzoátegui durante la pandemia

Pacientes con emergencias sufren para recibir atención médica en Anzoátegui durante la pandemia

Los recintos de atención médica no atienden emergencias por falta de equipos protectores o porque solo reciben a pacientes con Covid-19 / Foto: Rafael Salazar

 

 

 

Se agudiza la agonía. Desde hace años recibir atención médica se había tornado difícil, no solo por la cantidad de miembros del personal de salud que se fueron del país, sino también por el déficit de insumos básicos para cumplir tratamientos, fallas en los equipos necesarios para diagnosticar enfermedades, ausencia de reactivos y precariedad de servicios dentro de los recintos. Como si eso fuera poco, ahora se sumó la llegada de la pandemia del Covid-19, la cual vino a limitar los espacios para quienes presenten patologías distintas a la respiratoria.

Milena Pérez || EL TIEMPO

Son pocas las personas a las que reciben en las salas de emergencia. “Hay que estar en el lecho de muerte para que acepten a un enfermo”, manifestó Fanny Hernández, madre de un paciente internado en el hospital Domingo Guzmán Lander, ubicado en el sector Las Garzas de Barcelona y adscrito al Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS).

La mujer dijo que lograr que ingresaran a su esposo por dolor en los riñones “fue un calvario”, pues recorrió al menos tres recintos en los que le daban dos respuestas: “Atendemos solo a pacientes con sintomatología similar al Covid” y “no tenemos equipos de protección para chequearlo”.

Hernández aseguró que su única alternativa ante tantos rechazos fue levantar el teléfono y llamar a la “palanca”. Manifestó que si no hubiese sido porque un primo conocía a un trabajador del recinto asistencial no lo atienden.

A Ernesto Parababire le sucedió algo similar. Relató que el pasado lunes su esposa presentó un fuerte dolor en el abdomen, por lo que luego de tres horas sin mejorar decidieron acudir al ambulatorio más cercano donde la mayoría de los equipos de diagnóstico se encontraban dañados.

Llevarla a otro sitio les significa otro problema, pues no poseen carro y el vecino que siempre hacía “carreritas” estaba tenía gasolina. Minutos más tarde consiguieron vehículo y llegaron al hospital universitario Luis Razetti.

Parababire narró que por suerte una doctora la revisó y la remitió al nosocomio Cesar Rodríguez, mejor conocido como Guaraguao de Puerto la Cruz, porque allí no podrían hospitalizarla, la prioridad son los pacientes con dificultades respiratorias, fiebre, dolor muscular y otros síntomas asociados con la pandemia. Una vez en el sitio le aseguraron que no podían recibirla.

“Me preguntaron por qué si en el Razetti la vio un médico no la dejaron allí. Mi esposa no podía seguir soportando el dolor, así que le reclamé la atención a los trabajadores, les grité que podía ser algún familiar suyo. Como vieron que mi mujer se estaba reventando la ingresaron. Vivimos una espantosa travesía llena de angustia e insensibilidad”, manifestó el ciudadano.

Una vez hospitalizados, los familiares se enfrentaron a una dificultad, ya que les tocaría conseguir medicamentos, yelcos y algunas soluciones intravenosas.

“La mayor parte de lo que compré fue pidiendo prestado”, sostuvo Hernández, quien labora en una tapicería y en sus horas libres vende tortas por encargo.

Los parientes aseguraron que los gastos de estudios médicos fue lo más duro de cubrir, ya que un examen de hematología completa tiene un costo mínimo de tres dólares, o al cambio, en la mayoría de los laboratorios privados. En el caso específico de la esposa del señor Parababire era necesario hacerle un eco abdominal, el cual puede llegar a costar hasta 200$. Según el hombre, una suma impagable para él.

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