“Pensé que moriría ejecutada”. En el juicio de los atentados de enero 2015 en Francia, la corte revivió este martes la “barbarie” con los primeros testimonios de sobrevivientes del ataque contra el semanario Charlie Hebdo, que quedaron “marcados para siempre”.
“El miedo me invadió, no lograba pensar”. Ante una corte especial en París, Corinne Rey, alias Coco, busca sus palabras, con un nudo en la garganta.
Bajo la amenaza de un Kalashnikov, fue ella quien compuso el código de la puerta de entrada del edificio, permitiendo a los hermanos Chérif y Said Kouachi entrar en la redacción y cometer su carnicería el 7 de enero de 2015.
“Sabía que era una Kalashnikov”, confesó la caricaturista del semanario satírico, relatando su larga “subida por las escaleras” hasta la entrada de las oficinas de Charlie Hebdo, junto a los hermanos Kouachi “armados hasta los dientes”.
“Me dijeron: ‘Queremos a Charlie, queremos a Charb’. Estaba devastada, como si estuviera desposeída de mí misma, no podía hacer nada. Fui a la puerta y tecleé el código”, relató Coco, con las manos sobre el pupitre.
Tan pronto como entraron en las oficinas, los terroristas dispararon a Simon Fieschi, el administrador del sitio web del semanario. El mayor, Said, hizo guardia en la entrada, mientras que el menor, Chérif, corrió hacia la sala de reuniones. Corinne Rey se escondió bajo un escritorio.
“Temblaba, se oían los disparos”, explica la dibujante, como petrificada. “Después de los disparos, hubo silencio, un silencio de muerte…”.
– “Impotencia” –
El descubrimiento de la escena de la masacre y de los 10 cuerpos de los muertos, después de la partida de los hermanos Kouachi, fue una visión de “horror”. “Vi las piernas de Cabu. Wolinski no se movía. Vi a Charb: el lado de su cara estaba extremadamente pálido. Riss estaba herido, me dijo: “No te preocupes, Coco”, cuenta.
En la sala de audiencia, donde se encuentras algunos de los 14 acusados juzgados por apoyar logísticamente a los autores materiales del ataque, que murieron tras cometer el crimen, cayó un pesado silencio.
“Ese día mataron al talento, eran modelos para mí. Eran personas extremadamente amables, que tenían una forma de ser divertida… No es fácil ser gracioso, pero eran muy buenos en eso”, dice Coco.
Un lustro después de la matanza, la caricaturista, que recientemente cumplió 38 años, explica que sigue luchando con los “terribles” recuerdos del ataque, que le “dan vueltas en la cabeza” y que está tratando de exorcizar continuando el dibujo en Charlie Hebdo.
“Me sentí impotente. La impotencia es lo más difícil de soportar en lo que pasó. Y me sentí culpable”, dice, explicando que a veces tenía la impresión de que trajo “un monstruo a casa”.
“Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que yo no soy el culpable de esto. Los únicos culpables son los terroristas islámicos. Los Kouachi y los que los ayudaron”, dice Corinne Rey.
AFP