El controvertido proyecto de ley británico que modifica disposiciones del acuerdo de Brexit recibió el lunes una primera aprobación parlamentaria, a pesar de la rebelión de algunos diputados conservadores contra esta violación asumida del derecho internacional que enfurece a los europeos.
El primer ministro Boris Johnson justificó esta polémica medida por la “extraordinaria amenaza” que, según él afirma y responsables europeos niegan, ha blandido la Unión Europea en caso de fracaso de las negociaciones comerciales posbrexit.
“Amenazan con imponer fronteras aduaneras a través de nuestro propio país” entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte “y dividir nuestras propias tierras”, lanzó ante la Cámara de los Comunes al abrir los debates del “proyecto de ley de mercado interno” que en su primera votación fue aprobado por 340 votos contra 263.
La única enmienda posible en este estadio era una a la totalidad presentada por el Partido Laborista que fracasó dada la inferioridad numérica de la oposición y el deseo de los rebeldes conservadores de tomar las cosas en mano en los próximos días.
Aprovechando una armonización posbrexit del comercio entre las cuatro naciones del Reino Unido, este texto modifica la aplicación de tarifas y controles aduaneros en Irlanda del Norte previstos por el acuerdo de divorcio con la UE.
Ese tratado internacional, vigente desde que el Reino Unido salió de la UE el 31 de enero, prevé un dispositivo por el cual esa provincia británica mantendrá las reglas del mercado común europeo para evitar reimponer una frontera con la vecina República de Irlanda.
Su objetivo es preservar la frágil paz que reina en la isla desde el Acuerdo del Viernes Santo de 1998 que puso fin a tres décadas de sangriento conflicto entre republicanos católicos y unionistas republicanos.
Las autoridades europeas denunciaron los planes de Johnson como una amenaza a esa estabilidad y le llamaron a retirarlos antes de finales de mes so pena de acciones legales.
Pero él asegura que su intención es precisamente proteger la paz al defender los intereses de los norirlandeses.
Y llamó a los diputados a defender la “integridad”, la “soberanía” y las “libertades” del país pese a tener para ello que violar el derecho internacional.
– Negociación comercial en peligro –
Los cinco ex primeros ministros británicos vivos -John Major, Tony Blair, Gordon Brown, David Cameron y Theresa May- se declararon contra una medida que dañaría la reputación del país e incomoda a muchos legisladores del Partido Conservador de Johnson.
Westminster rememora así los tiempos de la insurrección conservadora contra el gobierno por el acuerdo de divorcio con Bruselas.
Pero la situación ahora es diferente: Johnson tiene una aplastante mayoría de 364 escaños que le permite perder hasta 40 votos en sus filas sin despeinarse.
Varios legisladores conservadores expresaron su rechazo, desde el exfiscal general Geoffrey Cox hasta el exministro de Finanzas e Interior Sajid Javid, pasando por el diputado Rehman Chishti, que dimitió como enviado especial de Johnson para la libertad de religión.
Y más de cien pidieron intervenir en el debate del lunes, pese a que la cámara estaba casi vacía debido al covid-19 y la sesión careció de la pasión y los gritos que caracterizaron los agitados intercambios de años pasados.
Violar el derecho internacional es “una acción que debería tomarse en extremis no de forma preventiva”, lanzó el diputado conservador Ben Spencer, señalando la “dificultad después para sancionar a China y Rusia” si no respetan las reglas internacionales.
El momento álgido de los debates llegará en próximo lunes, cuando el líder de la rebelión conservadora, Bob Neill, presente una enmienda que busca quitar la última palabra sobre Irlanda del Norte al gobierno para dársela al parlamento.
Habrá que ver entonces cuántos rebeldes conservadores se adhieren a ella.
Este retorno de la tensión parlamentaria tiene lugar mientras al Reino Unido y la UE se les echa el tiempo encima en la negociación de un acuerdo de libre comercio que rija sus relaciones tras el 31 de diciembre.
Estancadas desde haces meses, las conversaciones, que se reanudan este martes en Bruselas, se ven ahora más amenazadas y más cerca de desembocar en una ruptura brutal en diciembre.
AFP