«¿Tiene usted pruebas materiales de que Madeileine está muerta?», pregunta la presentadora de televisión. «Sí», responde, lacónico, Hans Christian Wolters, portavoz de la Fiscalía de Braunschweig. «¿La tiene?», repite la presentadora la pregunta con incredulidad. «Sí», confirma el fiscal. «Perdone que insista, pero ¿qué prueba tiene de que la niña está muerta? ¿Tiene usted un vídeo?». A partir de ese momento Wolters se cierra en banda y asegura que la investigación en curso no le permite desvelar detalle alguno sobre el material probatorio. Sí dice, en esta entrevista concedida a la cadena de televisión portuguesa RTP, que la justicia alemana ha abierto una nueva investigación contra el principal sospechoso de la desaparición en 2007 de Maddie McCann, Christian Brückner, por violación a una joven irlandesa en 2004 en el Algarve. La víctima presentó una denuncia inmediatamente después de los hechos y el caso quedó sin resolver, pero en junio vio la foto del agresor publicada por la policía alemana y reconoció al violador. Esta nueva acusación, junto a la investigación por una agresión sexual a otra niña de 10 años de edad también en el Algarve y en 2017, impedirán de momento que Christan Brücknersalga de prisión, por haber cumplido la pena impuesta por otros delitos cometidos. El pedófilo reincidente, de 43 años, sigue preso en la cárcel de Kiel, en el norte de Alemania.
Por abc.es
Los fiscales alemanes están convencidos de que él es el hombre que secuestró a la niña y la mató poco después. Pero necesitan identificar a un testigo, posible cómplice, que de forma voluntaria o involuntaria habría ayudado al asesino y cuya declaración resultaría definitiva para el caso. Cuentan con un testigo clave para que la investigación fuera reabierta por la Fiscalía alemana y que asegura que Brueckner es culpable. Este testigo, también alemán, declaró que estuvieron juntos en el complejo donde desapareció Madeleine y fue la primera persona que dio el nombre de Bruckner a la Policía en relación con la desaparición de la niña. «Todo lo que puedo decir es que esto es como un rompecabezas y hay muchas piezas que nos llevan a creer que Christian B. es el responsable», dice Wolters.
Después de interrogar a varias personas en Portugal, revisar casos antiguos de violaciones en el Algarve y revisar una veintena de pozos de los alrededores de Praia da Luz, se han hecho con una carta encontrada por un miembro del equipo de mantenimiento de los apartamentos en 2014 y que fue remitida a un diario holandés, en la que decía que Madeleine había sido arrojada al agua en lago Barragem da Bravura, situado en un parque natural, a unos 25 kilómetros al norte del lugar de la desaparición. La nota identifica el lago como el «lugar de descanso final» e incluía el nombre de Madeleine. El empleado dijo que la nota estaba escrita en portugués y que se la entregó a la policía tras la desaparición de la niña, pero que no hicieron nada con ella. El británico Kit Thackeray, que lleva 30 años viviendo junto al embalse, declaró también en su momento que «había alemanes pernoctando en caravanas por todos lados a principios de la década de 2000». Y en referencia al posible paradero del amigo de Brückner, indicó que «ahora podría estar en cualquier lugar». El área fue registrada días después de la desaparición de Madeleine, pero según publicaron los diarios locales la policía pasó solo dos horas allí y requirió la intervención de buzos para buscar a la niña bajo el agua.
El abogado de Brueckner, por su parte, asegura que tiene nuevas pruebas para limpiar el nombre de su cliente y que, cuando las muestre, los fiscales «se van a caer de la silla». Frederich Fulscher, adelanta que una fuente anónima le ha proporcionado «información vital» sobre el caso tras un viaje que realizó a Portugal. «No puedo entrar en detalles, pero lo que tengo es muy significativo e involucra a una persona que me proporcionó una información vital», ha dicho en una entrevista, en la que se ha referido a «información completamente nueva». «Lo que he encontrado es algo grande» y que «ciertamente me sorprendió», ha añadido, insinuando que no dejaría que su defendido cuidase de su propia hija pero que «no podrá ser condenado por el caso Madeleine». «Él podría ser el cuidador de mi perro, pero, debido a su historial, no lo dejaría cuidar a mi propia hija», fueron sus palabras.
Brueckner nació en Alemania en 1976, se mudó a la región portuguesa de Algarve en 1995, después de cumplir parte de una sentencia de dos años por abusar sexualmente de una niña de seis. Se cree que allí, el alemán se involucró en el tráfico de drogas local antes de cometer la violación de una jubilada estadounidense en 2005, cargo por el que cumple ahora prisión y del que se sigue declarando inocente. Estuvo en Praia da Luz aquella noche e inmediatamente regresó a Alemania.