La protesta toma cuerpo en todo el país. El pueblo está en la calle protestando por la crisis terminal de los servicios públicos, la falta de gasolina y la hiperinflación desbordada. El régimen se ve desbordado. Mientras tanto en los cuatro puntos cardinales de Venezuela y en el mundo democrático el reclamo es por la unidad de los distintos líderes opositores. No se justifica ante la crisis humanitaria compleja y el informe demoledor de la O.N.U. sobre las graves violaciones a los Derechos Humanos que tengamos divergencias públicas que son aprovechadas por el régimen. Nos tienen que unir los principios, la necesidad del cambio y de reconstruir nuestra nación.
La cátedra de Constitucional de la U.C.V. ha reafirmado que concurrir al proceso electoral parlamentario es convalidar un fraude a la ley. Es prestarse para el juego del oficialismo, al que le exigen todos los sectores posponer los comicios, para que pueda venir una observación electoral independiente y profesional. Sin embargo, como el único objetivo de Maduro es acabar con la Asamblea Nacional y con la designación de Guaidó como presidente interino, hace cualquier cosa para tratar de pasar su aplanadora. De cualquier manera, bajo la tesis legítima de la “continuidad administrativa” a partir del 5 de enero el actual parlamento seguirá en funciones.
Es el empate catastrófico del que se habla. Un poder de facto y otro que se opone, reconocido por las democracias de occidente. El gobierno de Maduro se hunde sin recursos y plagado de sanciones. Hasta ahora la población es la que más sufre. ¿Hasta donde aguanta un país? en cesación de pagos, sin producción petrolera, agotándose las reservas y con una hiperinflación sin fin. Ni hablar de las colas por la gasolina, la escasez de agua, las fallas eléctricas y unos servicios públicos en el subsuelo. Las grandes mayorías que no tienen acceso a divisas van muriendo de mengua o de coronavirus. Las siete plagas de Egipto se quedaron cortas.
Ante el descalabro no queda sino exigir la unidad de la alternativa democrática. Cuando alguien de la oposición alza la voz contra otro u otros, el repudio y desconcierto es general. Para llegar a la democracia en Venezuela fue vital “el espíritu de unidad del 23 de enero”, el “Pacto de Punto Fijo” y el “Programa Mínimo Común”. Hay que seguir el ejemplo de quienes fundaron los partidos modernos en Venezuela. A pesar de sus diferencias ideológicas y de que se disputaban el poder, se pusieron de acuerdo para acabar con las inveteradas dictaduras. Es de nuevo la tarea de hoy. El cambio está cerca.
@OscarArnal