El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió este jueves el voto de los católicos estadounidenses en las elecciones del 3 de noviembre y aseguró que con su polémica nominación de la jueza conservadora Amy Coney Barrett a ocupar un puesto en el Tribunal Supremo se garatizará la defensa “del derecho a la vida”.
“Nosotros defendemos el derecho sagrado a la vida, recuerden eso cuando voten, es muy importante”, dijo Trump en un discurso pregrabado con motivo de la cena anual de la fundación católica Alfred E. Smith, en Nueva York, que este año se ha reducido a un acto virtual, en el que también ha participado el candidato demócrata a las elecciones, el exvicepresidente Joe Biden.
En su intervención telemática, Trump volvió a culpar a China de la expansión de la pandemia y a insistir -en contra de la opinión de científicos y laboratorios- en que la vacuna para prevenir a COVID-19 podría estar desarrollada y distribuida antes de final de año o “substancialmente antes” y no dudó en afirmar que el “fanatismo anticatólico” domina el Partido Demócrata.
El pasado 26 de septiembre, el presidente propuso a Barrett oficialmente como candidata al Tribunal Supremo para cubrir la vacante que dejó la muerte de la togada progresista Ruth Bader Ginsburg.
La polémica nominación de Barrett, que favorecería una clara mayoría de voces conservadoras en el tribunal, ha sido muy criticada por la bancada demócrata que considera que dicha plaza no debería cubrirse hasta después de los comicios.
Su designación como candidata ha sido vista como un guiño al electorado cristiano más conservador, pieza clave de la base electoral de Trump.
Por su parte, el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, en un mensaje más comedido, más íntimo y menos político, se identificó como católico irlandés y se mostró convencido de que por muy dura que sea la situación actual, el país se recuperará.
“Sé que es difícil verlo en este momento, nuestros problemas son tan sistémicos, las pérdidas son tan catastróficas. A veces parece fácil decir que hemos terminado. Se acabó. Pero el pueblo estadounidense no se rinde”, dijo antes de sacar a relucir que cuando se reunió en Estados Unidos en 2015 con el papa Francisco, este le ayudo a superar una dura etapa de su vida, la muerte de su hijo Beau, de cáncer.
Ese encuentro, dijo, “se produjo en un momento muy personal, en un momento muy duro en la vida de mi familia. Nuestro hijo Beau acababa de morir hacía pocos meses y el papa Francisco se tomó el tiempo de reunirse con toda mi familia para ayudarnos a ver la luz a través de la oscuridad”.
Sin embargo, ninguno de los dos candidatos, que protagonizaron el martes un debate electoral bronco y caótico, no hicieron gala del humor y la ironía que suele caracterizar los discursos de quienes toman la palabra en esta velada.
Una ironía de la que sí hizo gala el arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, que es quien preside la fundación y que tras sendos discursos aseguró: “Estoy equivocado o acabamos de ver una transición pacífica, una transición de micrófonos, y no ha estado tan mal ¿Verdad Presidente?
Dolan ironizaba sobre la continua insistencia de Trump de poner en duda el proceso electoral por considerar que el voto por correo va a favorecer el fraude por parte del Partido Demócrata.
La cena de la Alfred E. Smith, que sirve para recaudar fondos para organizaciones que trabajan con niños, reúne cada año a figuras de la política, de los negocios y de la cultura que acuden convocadas por el arzobispo Dolan, que este año anunció una recaudación de cinco millones de dólares.
En los años de elecciones presidenciales, es tradición que el candidato demócrata y el republicano participen en el acto, uno de los últimos donde se les suele ver juntos antes de los comicios.
EFE