El Coronavirus no solo puso sobre el tapete de la opinión pública mundial el más de un millón de muertos causados, el miedo, la desconfianza, las calles vacías y los hogares cerrados a calicanto; además incorporó – para regocijo de lingüistas y filólogos, -, una jerga propia, términos y vocablos que de las bocas de los voceros de la salud pública y de los periódicos y noticieros, pasaron a ser de uso común del hombre de la calle, del ciudadano de a pie, del pueblo llano. Destacan los siguientes:
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China
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Wuhan
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Pangolín
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Murciélago
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Perro y gato
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Virus
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Pandemia
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Confinamiento
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Asintomático
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Contagio
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Distanciamiento social
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Mascarilla
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Remesas inexistentes
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Guantes
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Saludos de codo
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Fronteras clausuradas
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Diarrea
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Aforo
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OMS
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On line
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Gel antibacterial
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Fiebre
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Cuarentena
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Tos Seca
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Contacto estrecho
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Negacionista
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Prueba
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Positivo y negativo
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Pérdida del gusto y del olfato
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Sólo en terraza
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Vuelo humanitario
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Cáritas y Cruz Roja
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Cierre y desempleo
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Subsidios
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Cielos cerrados
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Infectado
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UCI y hospitales de campaña
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Morgues repletas
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Decesos
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Presencia remota
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Ingresado / Hospitalizado
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Luto nacional
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Varados
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Aulas con pocos alumnos
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Inmune
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Parte médico de guerra
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Sanitarios héroes
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Visitas a hospitales y residencias limitadas o prohibidas
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Depresión
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Funerarias sin urnas
…Velorios escuálidos en tanatorios sin amigos condolencias ni pésames ni coronas de flores
Una nueva normalidad que aún sigue sin ser normal.