Cuántas son las veces que hemos escuchado hablar de política y politiquería en conversaciones, en cuántas ocasiones hemos visto decir a un personaje que su rival o contrincante es un politiquero, a cuántos analistas críticos de la política hemos leído tocando este tema.
Sin duda alguna, existen buenos políticos y también existen personas politiqueras. Los primeros hacen política y los segundos politiquería, los primeros logran motivar permanentemente a una población fortaleciendo así la democracia; pero los segundos en algunas ocasiones, logran ganar una elección y luego la población que los eligió se encuentra con la triste realidad de que su gobernante local, estadal o nacional no procura el bienestar común y solo quiere satisfacer sus egos y/o caprichos.
Siempre he creído en la política de altura, en esa política que existe con el fin de procurar mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos; y por esta razón, es que redacto el artículo de opinión que hoy les traigo, esperando se convierta en una pequeña guía numerada para detectar personas politiqueras que pretendan ganar una elección y diferenciarlas muy bien de los verdaderos políticos que existen en el mundo, estando en ese oficio con el propósito de servir a los demás.
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El político siempre tiene un discurso de acuerdo con un plan bien diseñado y es poco probable que se salga de el. El politiquero utiliza palabras que pretenden ser discurso, tratando de mimetizarse con alguna situación o momento, siempre carente de una estrategia clara de a dónde va o a dónde quiere ir.
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El político tiene un proyecto denso que oferta en su carrera electoral, y cuando le toca defender sus ideas lo hace de forma clara y sencilla siendo muy difícil que quede mal parado o visto ante cualquier pregunta o en cualquier debate. El politiquero no tiene un programa claro, por esta razón oferta sin profundidad en sus palabras, a la hora de preguntas y/o un debate, lo veremos siempre esquivo o tratando de hacer un show.
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El político no ataca a sus contrincantes ya que no lo necesita, él sabe muy bien qué se debe hacer y como hacerlo; pero esto no quiere decir que no se defienda ante los ataques de algún contrario. El politiquero busca siempre la confrontación, con ataques muchas veces hasta indiscriminados, con la única intención de conseguir audiencia buscando neutralizar al contrario.
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El político habla de la democracia, defiende la democracia, y cuando es necesario le hace criticas constructivas a la democracia. El politiquero se ofrece en la mayoría de los casos como un salvador de los vicios del pasado, tratando con ello llevar al basurero los avances que ha logrado tener un pueblo gracias a su sistema democrático.
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El político es una persona pausada, con buena dicción, muy seguro de si mismo, y siempre está dispuesto a escuchar a los demás. El politiquero es una persona insegura, esquiva, no deja hablar a nadie, buscará victimizarse en más de alguna ocasión.
Estas son 5 características resaltantes que nos pueden ayudar a distinguir un político de un politiquero, y cada vez, al estudiar a cualquier persona que pretenda convertirse en líder, prestándole atención a estos rasgos elegiremos mejor, ya que sólo los mejores nos deberían gobernar, de esta manera nos estamos asegurando evolución en lugar de involución. Recordemos: La involución a veces está disfrazada de REVOLUCIÓN. En el caso de Venezuela está más que comprobado lo peligroso de ese mal.
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