Con cualquier venezolano que conversamos e intercambiamos puntos de vista, su opinión principal siempre es acerca de las calamidades y limitaciones a las cuales nos encontramos sometidos.
Por: Vicente Brito
Es notorio la desesperanza que nos embarga ante las evidentes desmejoras en las cuales estamos y que se manifiestan en cómo semana a semana las limitaciones van creciendo, bien sea por que se reduce nuestra capacidad de consumo como resultado del proceso inflacionario al cual estamos sometidos, también las dificultades para movilizarnos en nuestros vehículos o en los transportes públicos o privados por la falta de gasolina, o la angustia causada cuando algún familiar o nosotros mismos nos enfermamos y hay que hacerse exámenes de laboratorio o requerir de los servicios médicos, así como imposible reparar un electrodoméstico y más dramático cuando los que tenemos vehículos tenemos que adquirir cauchos, baterías o un repuesto y pagar el taller, etc.
Todas estas limitaciones nos conducen a un escenario de desesperanza al no encontrar los medios económicos para resolver nuestras necesidades, por más esfuerzos que hacemos para superar las coyunturas adversas no dan resultados ante la constante caída de la actividad económica pública y privada, no hay ofertas laborales que permitan obtener nuevos empleos con mejores ingresos, la actividad informal que era otra alternativa de ingresos familiares para más de la mitad de la población ha sido afectada por las cuarentenas, lo mismo ha sucedido con las remesas familiares las cuales se habían convertido en una fuente de ingresos adicionales para un estimado de hasta un 30% de las familias que recibían algunos recursos en dólares por esta vía, lamentablemente esta se redujo sustancialmente con la caída de las actividades laborales en todos los países el mundo, la disminución de esta asistencia familiar se estima entre un 50% y 65% de lo que se percibía en el 2019 lo cual le ha complicado más aun a las familias sus posibilidades de mejorar su consumo.
Hoy estamos ubicados como quizás el último país del continente en ingresos y calidad de vida, Guatemala y Haití que eran países a los cuales superamos el año pasado, ya están por encima de nosotros en los niveles sociales al encontrarnos en una caída continua sin poder encontrar fondo, por lo cual seguimos en una situación de mayores calamidades, donde no se observan esperanzas que nos permitan al menos las posibilidades de detener el deterioro socioeconómico en el cual nos encontramos sumidos. Siendo los niveles de ingresos familiares mensuales por debajo de los 10$ para el 50% de los venezolanos y menor a 20$ para el 85% de las familias con lo cual no pueden adquirir la canasta alimentaría, observando cómo los valores de la cesta básica son inalcanzables para un 92% de las familias. Todo lo cual refleja las limitaciones a las cuales nos encontramos sometidos.
Vicente Brito, presidente Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución.