Cuando era niño y escuchaba a mi padre hablar de política recuerdo quedarme quieto, casi sin respirar, haciéndome el invisible para que no me dijeran que me fuera a jugar. También al mirar la televisión y transmitían alguna noticia que tratase del acontecer político o debate de ideas sobre el mismo tema, lo que pasaba por mi mente es que era un mundo interesantemente complejo, el cual aunque no lograba comprender muchas de esas palabras, le prestaba atención a ese mundo que me despertaba tanta curiosidad.
Y es que la política en Venezuela era una política de contenido, generaba ideas ricas en programas y proyectos, siendo sus interlocutores personas preparadas que la verdad daba gusto ver desenvolverse y además escuchar lo que tenían que decir.
No estoy hablando de que no se hayan cometido errores y menos que fue gracias a eso que el país tuvo los mejores gobiernos de su historia democrática (todos sabemos que no fue así) pero los ciudadanos vivíamos en sana armonía y la relación con el estado que teníamos como población, era de respeto a nuestros derechos tal y como siempre ha prevalecido en las constituciones aprobadas en nuestra nación.
Hoy por hoy esto cambió, en los últimos años aceleró la forma en que los políticos han vuelto sus discursos pobres de contenido, llevando el mensaje a los receptores de la forma más simplista imaginable y lo peor es, que no solo es simplista, es también divisionista, utilizando un lenguaje obsceno, vacío y hasta a veces repugnante, viendo como de lado y lado solo se generan ataques, olvidándose por completo de lo que realmente necesita escuchar el país hoy por hoy sumergido en un clima de incertidumbre y frustración ante la crisis que está devorando a todos los venezolanos.
Pero no me confundan, no digo que sea una forma de hacer política primitiva lo que sucede en Venezuela, eso no es lo que pasa en el país, más bien es una política que por parte del sector gobernante además de opresivo utiliza las más novedosas técnicas de marketing disponibles, se sirven de estrategias muy bien diseñadas, planificando cada mensaje, acción u omisión para lograr mantener el poder que la oposición no ha podido conseguir.
Los lectores de este artículo se preguntarán: ¿Pero cómo es posible esto de utilizar técnicas y estrategias y todas las encuestas coinciden en un rechazo al gobierno de un 70% a un 90%? La respuesta la encontramos no en el tipo de estrategias que utilizan, la respuesta está en cómo la utilizan, y para ello les doy a modo de comprensión algunos pocos ejemplos:
¿Quién en Venezuela en cadena nacional o en el exterior enterándose gracias a los reportajes de noticias o a los social media no ha visto o escuchado al presidente narrando alguna historia de su niñez o de algún paseo en carro, o alguna anécdota en la que el expresidente Chávez formó parte? En marketing político esto se llama storytelling, siendo una técnica efectiva para hablarle a las masas buscando conectar con ellas, debido a que llama la atención de las mismas. Pero una cosa es el uso y otra el abuso, cuando el presidente abusa del storytelling utilizándolo en casi todas las apariciones, lo único que consigue es aburrimiento por parte de los receptores perdiéndose el interés en el mensaje que realmente quiere transmitir. Otra fórmula que vemos utilizar es el neuromarketing, método que consiste en llegar al subconsciente de los electores apelando a las emociones. El problema radica en que desde el sector oficialista los mensajes llegan a los receptores no en forma subliminal, llegan hasta en algunos casos a confundirse como un mecanismo de presión o chantaje para recibir comida, o como un generador de esperanza que se diluye con el tiempo esperando un apartamento, casa o carro, utilizando para ello mecanismos eficientes tales cómo: carnet de la patria, clap, petros, etc.
Otro ejemplo también lo tenemos en el inbounding marketing, al observar propagandas o en cuentas de redes sociales del gobierno y vemos al jefe de estado caminando con el pueblo, o abrazando, dialogando o compartiendo con personas de la sociedad civil. El inbounding marketing y ahora mucho más con el auge de las redes sociales, es uno de los mejores métodos para conectar con las masas, pero al transmitir los videos de esos contactos con la población, resulta que editan en planos cerrados o en actos bajo techo y la mayoría de las veces es el protagonista (El Presidente) quien describe lo que sucede en el video, arruinando así el efecto del inbounding marketing y de nuevo cometiendo errores de abusando del storytelling.
Como vemos en las líneas anteriores, el mal uso de las técnicas de marketing político sumado al desgaste en los discursos (ya que ha pasado mucho tiempo prometiendo y no cumpliendo) hablando de programas que nunca se completan o no dan resultados positivos; la evidente desmejora en la calidad de vida de los venezolanos, y un aparato represor son los elementos que se hacen evidentes en las encuestas y explican el descenso abrumador de la popularidad del gobierno actual.
En política siempre juega más de uno, y en el complejo escenario que vive Venezuela no queda exenta la oposición de haber cometido y seguir cometiendo errores que en el mundo político se pagan caro, siendo lo grave en este caso que además arrastran a la población.
Al analizar las mismas encuestas en donde el gobierno sale tan mal posicionado, si evaluamos a los partidos políticos de oposición vemos como corren con la misma suerte, ya que no existe un partido que supere el 12% de aceptación o apoyo, y la pregunta al versar sobre individualidades, el porcentaje, aunque superior incluso al de las organizaciones en donde hacen vida política, no existe tampoco un número que haga indiscutible el liderazgo de algún político en la nación.
Y es que es particular la política en Venezuela, por eso es que vemos que mientras el gobierno abusa del marketing político logrando lo contrario a lo que buscan, la oposición NO usa técnica o fórmula alguna, mientras el gobierno habla de programas que venden como fórmulas para salir de la crisis, la oposición hasta el momento no ha presentado un solo plan de gobierno que señale el camino para el progreso y bienestar, pero mientras el gobierno tiene un plan muy bien delineado para mantenerse en el poder incluso cometiendo excesos o hasta llegar a la línea de cercenar y manipular nuestros derechos, los representantes de los partidos políticos opositores aunque puedan tener las mejores intenciones haciendo por supuesto la salvedad de algunos que han entregado hasta su libertad, la gran mayoría sigue confiando en su “olfato político” y esperando un milagro que ni ellos mismos saben cual será, tratando de conseguir audiencias, entrevistas y/o likes en las redes sociales, no interpretando el sentir de la población, calculando, tomando como base intereses personales, hablando de unidad y atacándose entre ellos al mismo tiempo; siendo éstas las razones por las cuales en los sondeos de opinión aparezcan estos resultados tan atípicos, y de paso, entrando en una competencia o guerra de ¨me gusta¨ en los social media sin darse cuenta que se atomizan en lugar de nuclearse para fortalecer los objetivos que se plantean.
Los venezolanos esperamos ver un cambio en esta particularmente destructiva forma de hacer política en el país, pronto seremos espectadores de un proceso electoral que no favorecerá a nadie, pero será una excelente oportunidad si se trazan rutas creíbles a partir del día después, para ello es necesario en la oposición hacer un giro de 180 grados que pase por introducir calidad, contenido y respeto en los discursos, debatir con proyectos buscando beneficiar a la población y colaborar entre si para conseguir que nos reencontremos todos los venezolanos, trabajando unidos con un solo mensaje y una sola misión: VENEZUELA TIENE QUE SER UN PAÍS DE PROGRESO, ¡HAGAMOS QUE SUCEDA!
Felo Alejandro Jiménez Pérez
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