La noticia comenzó a circular en las primeras horas del viernes. Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia tendría una enfermedad neurodegenerativa y evaluaría dejar el poder en 2021, influido por su entorno más íntimo. El diario The Sun, uno de los más populares del Reino Unido, publicó la información luego de consultar a fuentes cercanas con el mandatario, cuyo círculo íntimo lo empuja a preservar su salud por sobre los intereses políticos.
El futuro Putin, de 68 años, fue objeto de una creciente especulación en Rusia después de que el destacado académico y crítico del Kremlin, el profesor Valery Solovei, sugiriera que el líder sufría de Parkinson y que su familia lo había instado a retirarse en el año próximo. Quien más le insistiría para que abandonara los hilos del país sería su glamorosa ex-compañera, la gimnasta rusa Alina Kabaeva, de 37 años.
De acuerdo a observadores que analizaron los pasos del líder ruso en los últimos meses, vieron rasgos que podrían coincidir con la enfermedad de Parkinson, un mal que afecta la conexión neuronal con los músculos del cuerpo, lo que se traduce en movimientos incontrolados por parte del paciente. Las imágenes recientes del presidente ruso muestran que sus piernas parecen estar en constante movimiento. Además, notaron que cada vez que se sienta parece sentir dolor y tenía que ayudarse agarrándose de los apoyabrazos, de acuerdo al medio británico.
Solovei, un crítico del Kremlin pero quien conoce a fondo sus secretos dijo: “Hay una familia que tiene una gran influencia en él. Putin tiene la intención de hacer públicos sus planes de entrega en enero“. El académico predijo que el presidente pronto nombraría un nuevo primer ministro que sería preparado para convertirse en su eventual sucesor.
Putin y el Parkinson
No es la primera vez que se habla sobre Putin y su posible enfermedad neurodegenerativa. En 2015 las especulaciones crecieron por su forma rígida de caminar y porque mantenía uno de sus brazos pegado al cuerpo, sin moverlo. En esa oportunidad, el Kremlin intentó despejar las dudas diciendo que se trataba de su marcha marcial aprendida en sus años como espía de la KGB. Sin embargo, aquellas explicaciones no convencieron a quienes veían un supuesto deterioro en la salud del líder ruso.
Por entonces, los médicos mencionaron un “manual de entrenamiento de la KGB”, en el que se instruye que los espías deben caminar con la mano derecha pegada al pecho para poder desenfundar el arma en una fracción de segundo. “Encontramos otros ejemplos de una oscilación mínima de un brazo vinculada al manejo de las armas: en los vaqueros de las películas del oeste”, agrega el estudio.
Sin embargo, un balanceo de brazos asimétricamente reducido es una característica clásica del Parkinson y puede manifestarse en “sujetos clínicamente intactos con una predisposición a desarrollar más tarde” la enfermedad, según informa el prestigioso medio British Medical Journal del Reino Unido.
Este viernes, de acuerdo al diario DailyMail, el Kremlin desmintió la versión ofrecida por el diario inglés que ya replicó en varias agencias del mundo y en los Estados Unidos. El portavoz y subjefe de gabinete, Dmitry Peskov, insistió en que Putin se encontraba en “excelente salud” y desestimó las afirmaciones del Parkinson como “una completa tontería”. Cuando se le consultó si el presidente planeaba dimitir en un futuro próximo, como había sugerido Solovei, Peskov respondió que no, según la agencia Reuters.